1936 y Orlando fueron los montajes que esta temporada se repartieron la mayor parte de los galardones en los IV Premios Godot. El montaje dirigido por Andrés Lima se llevó el Premio a Mejor Obra, Mejor Actriz, Mejor Actor y Mejor Elenco. Marta Pazos fue galardonada con el Premio Mejor Dirección y tres premios técnicos.
¿Qué permanece en la memoria? El mecanismo del recuerdo es complejo y fascinante. A veces, parece incluso azaroso. Los brutos, obra escrita y dirigida por Roberto Martín Maiztegui y representada en el Teatro Valle Inclán de Madrid, explora las evocaciones a través de una historia sencilla, articulada como si fuera el montaje de una película en la que se cortan, se desechan o se seleccionan los momentos que marcan la vida de una persona.
A seis años de su estreno y cuatro de su paso por la Sala de la Princesa del Teatro María Guerrero de Madrid, Las apariciones, la secuela de Los Remedios, de Fernando Delgado-Hierro, llega a la misma sala que les consagró en lo mediático, para contarnos qué hay después de la amistad y después de la muerte.
El Teatro Valle-Inclán de Madrid acoge La Patética, propuesta escrita y dirigida por Miguel del Arco que traza un paralelismo entre un director de orquesta contemporáneo y el compositor ruso Piotr Ilich Chaikovski. La obra, coproducida por el Centro Dramático Nacional y Teatro Kamikaze, parte de una premisa poderosa, pero su desarrollo resulta desigual y menos conmovedor de lo esperado.
El Teatro María Guerrero (Centro Dramático Nacional, Madrid) acoge Las apariciones, el nuevo montaje de la compañía ExLímite bajo la dirección de Juan Ceacero, con Fernando Delgado-Hierro y Pablo Chaves como protagonistas absolutos. Comedia absurda y surrealismo reflexivo en un viaje escénico vertiginoso y magnético en torno a la identidad, la madurez y la herencia.
Marta Pazos trae al Teatro María Guerrero de Madrid (Centro Dramático Nacional) su muy particular interpretación de Orlando, obra cumbre de Virginia Woolf. Montaje con mensaje político acorde a los tiempos de impulsos retrógrados que vivimos, pero resuelto más como una vibrante performance que como una representación teatral.
La sala Francisco de Nieva del Centro Dramático Nacional de Madrid acaba de tener en cartel Vulcano, de Victoria Spunzberg, una comedia de misterio sobre una familia lidiando con el drama de un incendio en su comunidad. Aquí no hay quien viva meets The Office meets White Lotus de extrarradio.
Un suave balanceo entre el trágico dolor y la comedia morbosa. Vulcano, obra escrita por Victoria Szpunberg, dirigida por Andrea Jiménez y representada en el Teatro Valle-Inclán (Centro Dramático Nacional) de Madrid, es esa herida abierta que no puedes dejar de rascar. Durante unos segundos, da gusto quitarse la costra, pero cuando brota la sangre, empieza a doler.
La Sala de la Princesa del Teatro María Guerrero de Madrid se viste de rosa para acoger a su residente «dramática» Cris Balboa en Roland mon amour, un monólogo cómico y ansioso anticapitalista, concienciado y oda al reciclaje.
El resentimiento, el rencor y los reproches tienen un único idioma. Sin embargo, este es, muchas veces, incomprensible para quienes lo hablan. Los nuestros, obra escrita y dirigida por Lucía Carballal, se presenta en el Teatro Valle-Inclán de Madrid con una escenografía que evoca una gran torre de Babel erigida a base de cacharros: sillas, latas de comida, cajas… Objetos dispuestos unos encima de otros, manteniéndose de una forma casi milagrosa.