El Teatre Condal de Barcelona recupera Lapònia, la exitosa comedia de Cristina Clemente y Marc Angelet. Dirigida por Nelson Valente, y protagonizada por Míriam Iscla, David Bagés, Anna Sahun y Albert Prat, la obra plantea una sencilla pregunta: ¿Es la mentira la clave para mantener la ilusión?
Es teatro en verso que desborda música, luz y color. Y es comedia dramática de reflexión. El misantrop, el clásico de Molière, producción de La Brutal con David Selvas a la dirección, en una versión que se ha interpretado en el Teatre Grec esta semana (durante el Festival Grec de Barcelona), que se salda con un sobresaliente y me deja con ganas de repetir función.
La Villarroel de Barcelona presenta Elling, una obra basada en la novela Behind the great indoors de Ingvar Ambjørnsen, adaptada por el británico Simon Bent y dirigida por Pau Carrió. Una fábula sensible y divertida protagonizada por el tándem David Verdaguer y Albert Prat, acompañados por Albert Ribalta, Òscar Muñoz y Queralt Casasayas.
En el centenario del nacimiento de José Saramago, Premio Nobel de Literatura en 1998, el Teatre Nacional de Catalunya en Barcelona lleva a escena uno de sus libros más conocidos: Ensayo sobre la ceguera. Un clásico magistralmente trasladado a las tablas.
La Sala Flyhard estrena por fin L’habitació blanca. El texto de Josep Maria Miró encuentra en la dirección de Lautaro Perotti una mirada cómplice que propone un acompañamiento excepcional para los intérpretes y los personajes que defienden. Un intercambio que es a la vez privilegio tanto para el público como para cualquiera de las personas implicadas en la propuesta.
La Sala Beckett de Barcelona dedica un extenso ciclo a la figura de Lluïsa Cunillé. De entre todas las propuestas presentadas son las aproximaciones de Centaure Produccions y La Ruta 40 a El Jardí y Els subornats, respectivamente, las que más ahondan en el desconcierto y la fascinación que todavía a día de hoy provocan las piezas de la autora.
Santiago Rusiñol vuelve a representarse en el Teatre Nacional de Catalunya quien, con L’Hèroe, vuelve a inundar la Sala Gran de sarcasmo político-social, algo de folclore y un final como el de las mejores tragedias. Lurdes Barba recibe el encargo de dar vida de nuevo a esta dramaturgia que tuvo su primer estreno en el 1903 y que fue ampliamente recibida por la platea catalana.
El Temporada Alta de Girona no ha hecho más que arrancar y ya empiezan a desfilar montajes que inundarán de cultura la provincia. Una de las compañías que siempre ha estado muy presente es La Ruta 40 que este año presentó Els subornats en el Teatre de Salt, un texto escrito por Lluïsa Cunillé con Lurdes Barba a la dirección.
El Maldà acoge una propuesta que dibuja un punto de encuentro escénico para La Ruta 40 y Davide Carnevali. Sacarina nos lleva a ese momento en el que el desencanto profesional se funde con el vital y la gentrificación hace estragos y afecta, especialmente en este caso, a todos aquellos ciudadanos que algún día eligieron la interpretación como profesión.
La sala de El Maldà de Barcelona se transforma en un local de hostelería para alojar a la Cía. La ruta 40 y su nuevo proyecto: Sacarina. Un texto de Davide Carnevali, en un fantástico tono irónico, con el que se estrena Sergi Torrecilla a la dirección.