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29.09.2016 Críticas  
¿Cuánto de real hay en lo virtual?

L’INFRAMÓN es una obra de Jennifer Haley (‘The Nether’ es su título original), galardonada en el 2012 por el premio Susan Smith Blackburn y que ha tenido montajes en Los Ángeles, el off-Broadway de Nueva York y el West End de Londres.

Aquí, en Barcelona, se estrenó este año en Julio, para el Grec 2016. Para los rezagados y gracias a su éxito, el Teatre Lliure de Gràcia la ha vuelto a programar en temporada, volviendo a llenar la platea.

Haley es una dramaturga interesada en la ética y la afectación del mundo tecnológico y virtual en las personas. Esto la llevó a escribir L’INFRAMÓN, un thriller de ciencia-ficción que trata de un futuro no tan lejano, en el que la gente accede a través de un juego a un mundo virtual. En esta realidad alternativa los usuarios se conectan para vivir otra vida diferente a la suya, con la opción de poder elegir un avatar de cualquier sexo y edad, y en el que pueden experimentar cualquier tipo de deseo que puedan imaginar, incluidos los más oscuros.

La obra toca un género que no es habitual en teatro, como es la ciencia-ficción. Eso le da al proyecto, ya de inicio, un plus de originalidad y atractivo. Pero además, el planteamiento ético es tan actual ya a día de hoy, que se consigue mantener al espectador en vilo no solo por la trama en sí misma, sino también por el trasfondo psicológico que nos presenta.

¿Son lícitos ciertos pecados, si no los cometes en la vida real? ¿Hasta que grado afectan en la mente de una persona el fantasear y llevar a cabo los deseos más bajos que se pueden alcanzar? ¿Es esta una solución para evitar que se cometan esas bajezas en la realidad? ¿Tiene alguien el derecho de elegir ‘abandonar’ su vida para pasar a vivir única y exclusivamente en un mundo virtual?

En L’INFRAMÓN se van poniendo sobre la mesa todas estas cuestiones a la vez que se va urdiendo una historia que salta del mundo real al virtual. La muy interesante escenografía, llevada a cabo por Pascualín, presenta proyecciones y juegos de luces que te guían en todo momento, y que consiguen hacer la obra completamente entendible y accesible a cualquier público. Así, nos encontramos ante un montaje sobre un solo escenario en el que unas sencillas mámparas hacen las veces de la delgada línea que existe entre el mundo real y el virtual.

Y para acabar de redondear este cautivador y relativamente complejo trabajo que ha llevado a cabo junto a su equipo Juan Carlos Martel Bayod, está el soberbio trabajo de los actores: un Joan Carreras y una Mar Ulldemolins que van haciendo crecer a sus personajes a medida que pasan los minutos de la obra; un fantástico y atormentado Victor Pí que nos toca la fibra desde el principio; y luego están los que, para mi, se comen el escenario, la obra, y al público, si me lo permiten, con la perfecta ejecución de sus personajes. El más mayor de los actores, Andreu Benito, en una fabulosísima interpretación del Sr. Sims (o Papa) y la jovencísima Gala Marqués, quien pese a sus 9 años de edad y su corta experiencia en los escenarios (evidentemente), tiene una de las partes importantes del guión y lo ejecuta con una naturalidad, sinceridad y profesionalidad apabullantes.

En definitiva, L’INFRAMÓN es un conjunto ideal para los amantes del género y del teatro. Es una obra que te da entretenimiento, que mantiene la intriga, que te revuelve en según que momentos y que le pega una estocada a tus principios, para que en ningún momento dejes de pensar. No es una opción que se pasen por el Lliure a disfrutar de ella antes que termine su programación.

Crítica realizada por Diana Limones

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