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07.02.2024 Críticas  
@AbiForChange #PelSeuNom

La Sala Beckett de Barcelona programa Cacophony, una producción propia que se sumerge de lleno en analizar los efectos de las redes sociales en los jóvenes. El tema, candente donde los haya, se basa en un texto de la dramaturga Molly Taylor que se estrenó en el Almeida Theatre de Londres en el 2018 y que ahora visita la ciudad condal de la mano de la directora Anna Serrano Gatell.

Define la RAE cacofonía como «disonancia que resulta de la inarmónica combinación de los elementos acústicos de la palabra» y como «efecto desagradable que produce una repetición o combinación de sonidos» en el Diccionario panhispánico de dudas, de la RAE también, término más que apropiado para la obra escrita por Taylor.

Las redes sociales y sus comentarios (la mayoría veces anónimos) que tan bien elevan a gente normal a la categoría de superhéroes o, desequilibradamente, la destruyen como si fueran el mismísimo demonio, se repiten constantemente durante todo el montaje como si fueran una cacofonía, un conjunto de voces corales que resuenan fuera y dentro de la cabeza de Abi, el personaje central de este drama post-adolescente. El texto de Cacophony (que han traducido al catalán la propia Anna Serrano y Oriol Puig Grau) está muy bien construido, con ‘plot twist’ incluido, y a pesar de que lleva un ritmo trepidante, se sigue a la perfección.

A diferencia del montaje original, donde 16 actores representan 25 personajes, Serrano solo ha trabajado con 7 actores, que aparte del intenso esfuerzo que requieren sus personajes principales, se intercambian hasta cubrir los 25 en total que contiene la obra. Por lo que podemos decir que tanto el trabajo de dirección como el actoral son importantísimos aquí y que se evidencia la comunión entre ambas partes, la maestría por parte de Serrano Gatell al dirigirlos y el empeño del elenco, no solo por cubrir todos esos cambios de registro sino hacerlo con la intensidad (y la calidad) necesaria, porque Cacophony es muchas cosas, pero sobre todo, es una obra intensa donde las haya. Algo que, además para mí, la ha hecho especial es que me ha permitido descubrir grandes talentos que aún no tenía localizados.

Clara de Ramón ejecuta una Abi creíble en todo lo alto y en lo más bajo (como nos emociona la escena del vídeo-selfie) y aunque en la ficción le roba el protagonismo a todo y todos lo que la rodean, en su trabajo interpretativo mantiene el justo equilibrio para ser el eje sin detraer al resto de actores de esta obra tan coral. A Mariona Pagès la descubro aquí por primera vez y me enamora. Su extraordinario potencial interpretativo queda patente cuando pasa de líder y activista feminista a la hermana pequeña de Abi (por cierto, enorme trabajo este último). Directores, no dejen de echarle un ojo a esta promesa del teatro catalán. Clara Sans, quien interpreta a Berta, nos regala una escena final de 10. Chelís Quinzá pone el contrapunto cómico a todo este drama de una forma que parece que le salga natural todo el tiempo. Es difícil determinar cuánto hay de actor y cuánto de personaje. Albert Salazar (al que no había podido ver de nuevo desde AKA y no sabéis lo que me pesaba) en su línea de gran talento sobre las tablas, además nos hace reír (y mucho) como locutor de radio. Gemma Martínez y Sandra Pujol Torguet completan el elenco, ambas con papeles potentes (y genialmente representados) como las personas que le abren los ojos a Abi a la realidad fuera de las redes.

Muy importantes en este montaje son también el espacio escénico de Judit Colomer, la iluminación de Marc Salicrú y tanto el espacio sonoro como la música de Arnau Vallvé. En este caso son indispensables para crear ese mundo, oscuro y vacuo en muchos momentos, de las redes sociales en el mundo juvenil actual.

Cacophony es una apuesta más que interesante para entender a los jóvenes de la segunda década del siglo XXI. Pero no es una obra en exclusiva para ellos. Hay mucho que revisar para los adultos que la vean. Para los que también permiten que las redes sociales dominen su vida (que los hay) y para los que quieran entender mejor a la juventud de hoy que será nuestro futuro del mañana.

Crítica realizada por Diana Limones

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