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13.06.2021 Críticas  
Un ejemplo de transparencia, inclusividad y belleza

El Ballet de Barcelona vuelve a programarse en la ciudad condal. Tras su anterior éxito y presentación oficial en el mismo Teatre Condal de Barcelona; ahora nos acercan programa doble que mezcla el ballet clásico, donde disfrutamos del 2o Acto del Lago de los Cisnes y, el ballet contemporáneo, donde nos presentan un estreno absoluto Tongues.

Ballet de Barcelona es una compañía creada bajo la dirección artística de Chase Johnsey y Carlos Renedo; ambos bailarines con una larga trayectoria en el mundo de la danza, incluyendo compañías como Les Ballets Trockadero, la English National Ballet de Londres, o la Metropolitan Opera House de Nueva York. Junto a la directora asociada Carolina Masjuan, la compañía estrenada en 2019 es ya referente internacional con artistas de más de 16 nacionalidades. Ballet de Barcelona es una compañía profesional de danza contemporánea y clásica libre de expectativas corporales poco realistas, sin discriminación étnica o de género, practicando trato justo, transparencia e inclusividad.

En su vuelta al Teatre Condal de Barcelona, el ballet ha presentado un exclusivo e interesante programa doble que agrada a un público que se ha volcado con la compañía; consiguiendo colgar el cartel de entradas agotadas en las tres funciones programadas.

En la primera parte del espectáculo pudimos disfrutar del juego y acierto que la compañía imprime en sus filas: la igualdad de género. Basado en la música, coreografía y escenografía de Txaikovski y Petipa, Ballet de Barcelona presentó el segundo acto del Lago de los Cisnes.

Los cisnes son un símbolo de belleza, amor, confianza y lealtad. Estas cualidades no tienen ninguna referencia al género, ya que el género de estas aves a menudo es muy difícil de distinguir. Los cisnes son adorados por sus cualidades animales y su atractivo estético.

En la versión que nos presentan disfrutamos de un increíble elenco capitaneado por el mismo Chase Johnsey en el papel de Odette. Precisión, sentimiento y belleza son las palabras que engloban lo que pudimos disfrutar en escena. Empezando por la hipnótica actuación de Johnsey cuyos movimientos nos dejan sin palabras y nos dejan sedientos de más, pasando por un admirable elenco que nos adentro aún más en la historia y los números clave del ballet como, por ejemplo, Dance of the little Swans; hasta la perfecta escenografía creada por Alessio Meloni que crea un precioso y cambiante lago iluminado por la luz de una gigante luna donde nos encantaría zambullirnos y perdernos para disfrutar del precioso baile de bien cerca. Un espectáculo que nos deja totalmente aturdidos bajo una creatividad extenuante. Una absoluta delicia de la mano de la coreógrafa Anna Ishii. Denotar que toda la confección de vestuario del Lago de los Cisnes, fue realizada por el mismo Chase Johnsey, Montserrat Ricart y ‘Davedans’. ¡Bravo!

Por otro lado, en la segunda parte del espectáculo, disfrutamos de Tongues; la nueva creación de danza contemporánea inspirada en la obra y la vida de Ludwig Wittgenstein, uno de los principales filósofos del siglo XX. “¿Cómo de pequeño puede ser un pensamiento para llenar toda una vida?”

Tongues, ‘lenguas’ en castellano, es un juego constante de contrastes entre movimientos extravagantes y sensuales, claridad y oscuridad, materialismo y espiritualidad. Los diversos personajes se van adentrando en relaciones a veces de frustración por no comprenderse, y el miedo a ser rechazados, provocan una búsqueda de luz y de puertas abiertas para reinventarse a uno mismo. Y es que no se trata de qué decimos si no de la manera y el contexto en que lo decimos.

El catalán David Rodríguez y el australiano Luke Prunty, con una carrera internacional como bailarines (Béjart Ballet Lausanne, Ballet de l’Opera del Tirol, Gauthier Dance Company, Metamorphosis Dance) llegan desde Suiza para presentarnos una obra profundamente humana sobre el entendimiento y la empatía, en relación rigurosa con la musicalidad de una selección barroca y contemporánea, a veces hipnótica, trascendiendo fronteras entre la danza y la teatralidad, y con una coreografía que pide una exigencia física extrema a los bailarines.

En este estreno coreográfico pudimos disfrutar del trabajo del Director ejecutivo de la compañía, Carlos Renedo, quien a parte de liderar a la compañía junto al director artístico Chase Johnsey y la Directora asociada Carolina Masjuan, esta vez no dudó en enfundarse sus zapatos de baile para ofrecernos un poco de lo que domina con harta destreza; la danza contemporánea.

En Tongues pudimos notar todos los cambios de sentimiento que los artistas nos presentaban en escena. Desde la alegría y la satisfacción, hasta la búsqueda y la empatía. Una búsqueda del yo en una sociedad que lucha por hacerse notar, encontrarse y/o entenderse. Una coreografía extenuante, sin pausa, para los bailarines más que un leve minuto de cambio en el que parece que la comprensión llega para avanzar hacia un fin de encuentro personal y colectivo.

Tongues se convirtió, una vez más, en la sorpresa teatral de la compañía. La acción que el Ballet de Barcelona prepara para sorprender aún más a un público que los espera con ansia y que no duda en agotar las entradas al programarse en el Teatro Condal de Barcelona.

Por último, me gustaría hacer denotar el diseño de iluminación creado por Sergio Gracia en ambas partes del espectáculo. Como un diseño de luces bien creado (y nada sencillo) el artista pudo acercar aún más al público un trabajo coreográfico tan milimetrado, exhaustivo y encantador. Magnífico trabajo en el Lago de los Cisnes pero de una gran ovación en Tongues.

Tanto si te gusta el ballet como si no, acudir a disfrutar del trabajo que realizan los chicos y chicas del Ballet de Barcelona debería ser obligado. Su buen trabajo traspasa la escena y llega al público de una forma tan directa que enamora y te deja con ganas de más.

Esta vez solo han estado tres días en cartel pero, si tras leer esta crítica tu pregunta es: ¿cuándo volverán? Que sepas que mi respuesta es: cuando sea pero más te vale estar atento para no quedarte sin entradas de nuevo. Van a volar como siempre y ahí no vas a tener excusa.

Crítica realizada por Norman Marsà

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