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15.02.2024 Críticas  
La Revolución – Crítica 2024

La Revolución se está haciendo en Madrid en El Umbral de Primavera, y los revolucionarios son Juan Paños y Luis Sorolla, y piensan que esta vez va a ser que el cambio va a ser para mejor y para siempre y solo necesitan 60 minutos de nuestro tiempo para que veamos lo que tienen que ofrecernos.

Luis Sorolla y Juan Paños, o quizás sean Luis Paños y Juan Sorolla, o Luis y Juan pero con las caras el uno en la del otro; total que Luis Sorolla y Juan Paños nos quieren presentar su obra (o pieza), pero lo que tiene La Revolución es que no se puede dedicar todo el tiempo de uno mismo porque lo normal es que tengamos unos sobrinos que cuidar, un gato que alimentar, u otras revoluciones a las que atender. Juan y Luis nos pueden dedicar 60 minutos, en los que condensarán todo lo que necesitan para hacer La Revolución, aunque el tiempo ideal serían 90 minutos.

Esto Podría Ser, el proyecto de Luis Sorolla desde 2018, produce La Revolución, una obra que una vez más cumple con la alta calidad de todo lo que crean, pero esta vez el extra de comedia descoloca a la vez que reconforta porque yo no iba preparado para esto, la verdad. El dúo cómico que forman Paños y Sorolla es la sorpresa de la temporada, máxime cuando funcionan tan bien y el público se ría tanto, aunque nunca más que Carlos Tuñón, cuyas carcajadas copaban las del resto.

Muchos cómicos clásicos españoles se me viene a la mente mientras veo La Revolución, aunque el manejo que tienen estos dos en los tiempos y la interpretación nos podrían estar ubicando en LA pieza de Alta Comedia de la temporada, sin que el toque burgués esté presente y ni siquiera se esté buscando realismo en la propuesta, la que llega a virar hacia la ciencia ficción en medio de todo el absurdo que generan.

Juan Paños está fantástico como Juan Paños, y Luis Sorolla está magnífico como Luis Sorolla haciendo La Revolución, una obra tan meta y con tal fuerza escénica que podría llegar a absorber a cierta pareja teatral que copan festivales de teatro, y de cuyo nombre no quiero acordarme. La Revolución se hace con influencias de Beckett, Arrabal, Mihura, Troncoso o Messiez. La Revolución se hace contando con el enorme talento de dos intérpretes que no dejan de captar la atención en todos sus proyectos en el Off, para luego dar excelencia a las aburridas temporadas teatrales nacionales. Y así es como se hace La Revolución, dinamitando las bases del teatro convencional, dirigiendo sus guerrillas armadas con talento y buenísimas ideas para dinamizar una escena teatral cada vez más aburguesada y adormecida. Que nadie pare La Revolución.

Crítica realizada por Ismael Lomana

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