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20.07.2022 Críticas  
La pandemia a revisión

Me quedé sin ver Jauría por culpa de la pandemia, así que he hecho lo posible por no perderme el juicio a la gestión de la misma en cuanto he podido. Jordi Casanovas estrena en La Villarroel, dentro del marco del Grec Festival de Barcelona, Immunitat que podrá verse hasta final de mes en la sala de referencia de Barcelona.

Con un texto brillante, que va despojándose de capas a medida que este transcurre, el dramaturgo y director ha escrito una historia con seis personajes (etiquetados del 1 al 6 inicialmente) que representan a gran parte de la población que durante la pandemia adquirió, debido a las situaciones que se vivieron, una especial relevancia. Casanovas traduce esas personalidades y sus situaciones en personajes con los que el público se va a sentir identificado por un lado y, por el otro, con los que irremediablemente va a poner en marcha su capacidad analítica y crítica.

Uno de los atractivos de este juego llamado Immunitat, es la capacidad de poner todas las cartas sobre la mesa, proveyendo paulatinamente al espectador de la información necesaria desde todas las perspectivas para emitir su propio juicio. Un texto que también se podría haber llamado “Mi verdad”. Unas verdades que quedan al descubierto mientras se desarrolla la trama: llevar a cabo un muestreo demográfico con la intención de mejorar la gestión política en caso de una futura crisis. Lo único que tendrán que contestar los participantes será sí o no. Y la complicación se presenta cuando los participantes no están de acuerdo, planteando así la cuestión central: ¿Qué sucede cuando no todos pensamos igual? ¿Somos capaces de ponernos de acuerdo ante elecciones diferentes?

El elenco, muy bien seleccionado, nos ofrece la oportunidad de ver sobre el mismo escenario a Òscar Muñoz, Mercè Pons, Javier Beltrán, Vicenta Ndongo, Ann Perelló y Borja Espinosa (que son los participantes del 1 al 6 respectivamente). Carla Tovias, además de ser la ayudante de dirección, pone voz a Lia, la inteligencia artificial que lleva a cargo el muestreo. De entre todos ellos, Javier Beltrán destaca especialmente por su interpretación. El papel que le ha tocado desarrollar le permite hacer gala de sus dotes actorales y Beltrán lo aprovecha al completo, regalándonos un personaje diferente a cualquier otro que le había visto anteriormente, brillantemente trabajado y expuesto. Oscar Muñoz y Borja Espinosa tienen grandes momentos a lo largo de la obra, en ambos casos sobresaliendo en sus partes más dramáticas. Pons trabaja de forma excelente los matices requeridos para su personaje. Y Ndongo y Perelló realizan un gran trabajo (con personajes absolutamente diferentes) completando un elenco que sostiene a la perfección la obra en una sala de distancias cortas.

El espacio escénico, a cargo de Albert Pascual (quien también se encarga del vestuario), ha sido diseñado para apoyar este texto excitante y a contrarreloj. El escenario en la zona central de La Villarroel y la posibilidad de jugar con plateas a ambos lados ha sido bien aprovechado por Pascual, trabajando un mobiliario mínimo pero creando un temporizador especial para que este juego no se nos olvide (es que no quiero desvelar detalles).

Immunitat es una obra de teatro contemporáneo con contenido de calidad. Una cuenta atrás hacia el entendimiento, la empatía, la comunicación. ¡Ojalá fuera tan fácil conseguir ese objetivo en 90 minutos siempre! Jordi Casanovas lo consigue escribiendo y dirigiendo este proyecto altamente atractivo, entretenido, reflexivo y diría que con gran objetividad. Una llamada a los programadores de Barcelona: queremos más Jordi Casanovas por nuestros teatros, por favor.

Crítica realizada por Diana Limones

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