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02.02.2021 Críticas  
Aires republicanos

El Teatro de la Zarzuela de Madrid recupera de la aciaga programación del pasado año a Luisa Fernanda, comedia lírica en tres actos de Federico Moreno Torroba, con libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw, de la que se cumplen 89 años de su estreno en el Teatro Calderón de Madrid, en plenos aires renovadores de la República.

Luisa Fernanda (Yolanda Auyanet), bebe los vientos por el militar Javier Moreno (Jorge de León), que acaba de volver a Madrid, pero no ha sido a ella a la que ha ido a visitar la primera, sino a la Duquesa Carolina (Rocío Ignacio) conspiradora y ‘falsa monea’. Mientras, Vidal (Javier Franco) presencia todo este clima revolucionario desde la butaca del Cine Doré, por cuya pasillos transitan todos los personajes, confiando en que Luisa Fernanda repare en su sinceridad y amor.

Esta producción de Luisa Fernanda cuenta con la dirección musical de Karel Mark Chichón dando unos nuevos aires, iguales a los revolucionarios que se sucederán sobre el escenario, a la partitura de esta zarzuela. Davide Livermore ha trasladado la acción principal al cine Doré con una impactante escenografía de Giò Forma, que reproduce la entrada y el interior de la sala madrileña, jugando con las el ambiente romántico de la trama en un esfuerzo por jugar con los formatos del cine y el teatro. Lo apabullante de la propuesta escénica pronto pierde interés por la nula dinámica que ofrece, limitada al giro de 360 grados cada poco tiempo, de la pantalla de cine del Doré que sigue siendo una pantalla por el otro lado, desaprovechando el juego que tal celeridad de cambio de escenario les podría prestar.

Me sorprende ver una zarzuela republicana, o no ya eso, sino en las que el trasfondo político tenga tanto peso argumental, y no sea por la adaptación puntual que de ella se haga, cosa que se odió fuertemente hace unas temporadas con «Maruxa» (ya sabemos cómo son los “abonados” de la Zarzuela). Monárquicos contra republicanos, e intrigas golpistas que se van diluyendo en los amoríos de Luisa Fernanda, Vidal y el traidor Javier.

Todo en Luisa Fernanda es correcto, y hasta impresionará a aquel que visite el liceo por primera vez ante el despliegue de medios escénicos, pero es lo estático de la propuesta general, que hasta en la propia base de la zarzuela en su producción original contó con la referencia de que “no tiene en el libro ni en la partitura un solo momento de desmayo. El propósito de los autores está conseguido en línea recta.”. Una línea recta y plana que no aporta mayor emoción que los dúos y las romanzas, muy bien ejecutadas, pero que recibí carentes de personalidad o de un extra que aportase algo magnífico a la propuesta.

No se le puede achacar fallo alguno, más allá de lo que yo he percibido como estático y correcto pero sin llegar a la excelencia. Claro ejemplo de contundencia escénica pero brillante resolución y dinamismo fue el casi precedente La del manojo de rosas, que si bien tampoco era posible “jugar” a nivel escenográfico con esos edificios, el humor, el uso inteligente de acción en los balcones, y unas interpretaciones excelentes hacían pasar por alto que no se cambiase de espacio nunca. Reitero el aprobado general de la producción, pero es una presentación notable que no busca más que el aprobado, sin ir a por nota.

Crítica realizada por Ismael Lomana

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