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19.06.2018 Críticas  
Conmovedora historia de amor disfuncional

El Teatre Tantarantana presenta una de las últimas piezas del británico Phil Porter. Blink nos explica una historia tan chocante como conmovedora. Una historia de amor tan disfuncional como pueda serlo la soledad en la que viven sus personajes. La versión de La Carbonara Teatre consigue, además, dos interpretaciones que convierten lo improbable en verosímil.

El autor desarrolla su historia siguiendo algunos parámetros tipo de las historias de pareja. Distintos encuentros y desencuentros, momentos divertidos, dolorosos, afectuosos, incluso impactantes. Dos personajes que mientras dura la representación establecerán una relación antes virtual que física. Su desempeño afectivo en ambos contextos no será el mismo. Teniendo en cuenta que nosotros sí que los veremos a ambos en escena, hay que destacar la labor en la dirección de Joan Xancó, que sabe mantener las peculiaridades del material original, trabajando con mucha finura la construcción y el desarrollo de los personajes.

En este terreno, el trabajo de Jaume Forés y Mar Solà es muy relevante. Sin embellecer ni edulcorar más de lo estrictamente necesario, tampoco caerán nunca en la caricatura ni la exageración. La disfunción de ambos se muestra a través de la dificultad para relacionarse con el entorno, ya sea el íntimo o el laboral. El juego que establecen con el público marca muy bien el punto de vista de cada uno en todo momento. Los dos saben cómo aprovechar la frontalidad para que asimilemos el el posicionamiento del emisor como si nosotros mismos fuésemos el otro personaje observado. De algún modo nos convertimos en espectadores omniscientes ya que escucharemos de primera mano lo que el receptor del mensaje nunca escuchará. Cara a cara no quiere decir juntos.

Tanto Forés como Solà se desdoblan también en el resto de personajes que intervienen para vehicular de algún modo los acontecimientos y casualidades que propiciarán esta relación. Eso es un factor que podría dispersar un poco el recorrido de Jonah y Sophie pero en sus manos todo está bajo control y siempre retoman y encuentran el hilo principal de un modo tan espontáneo como verosímil. La sensibilidad y cariño con la que los dos se muestran ante nosotros llega a emocionarnos en varios momentos. La traducción de Pau Jimfer opta por mantener localizaciones y procedencias pero también consigue que todo lo que sucede en escena lo recibamos con proximidad e implicación.

La escenografía de Ivet Garriga y Xevi Oró aporta dinamismo y posibilidad de cambiar de escena y lugar con velocidad y siempre favoreciendo al desarrollo de la pieza. Fieles a las acotaciones que pueda haber pero mostrando un estilo propio que identifica y distingue al montaje que nos ocupa. La iluminación de Marc Camprodon crea el ambiente íntimo necesario y, a la vez, nos incluye cuando los personajes se comunican mirando hacia el público. Fieles a la idea de Porter de que no hacen falta pantallas cuando desde el género teatral se quiere plasmar la vida virtual.

Finalmente, celebramos la elección tanto del título como del autor. Una arriesgada manera de explicar una historia de amor que bebe de las comedias de amenaza de Harold Pinter. Un muy buen reflejo de cómo la sociedad se relaciona con personas como las que representan Jonah y Sophie que, aunque en segundo término, se plasma muy bien tanto en el texto como en este puesta en escena. Esperamos seguir disfrutando de los trabajos de este autor. En el caso de Blink, una más que grata sorpresa y una muy buena aproximación de todos los implicados.

Crítica realizada por Fernando Solla

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