novedades
 SEARCH   
 
 

23.04.2018 Críticas  
Inquietante e íntima danza macabra

Un espectáculo de envergadura ha tenido lugar en la Sala Hiroshima. Médée Kali nos sumerge en una dramaturgia en la que el monodrama se expresa mediante la danza y el solo operístico. Un trabajo sensible y oscuro que consigue mostrarnos la trascendencia actual de un personaje mitológico y clásico fundamental para entender el género trágico.

Médée Kali es una composición de cámara de Lionel Ginoux, que firma la música y el libreto a partir del texto original de Laurent Gaudé. Un solo vocal, interpretado por Montserrat Seró, acompañado de un conjunto instrumental formado por David Casanova (teclado), Nacho Gascón (saxofón), Daniel Osorio (viola) y Mónica Marí (violonchelo) y dirigido por Xavier Pagès-Corella. Todos ellos son integrantes del Barcelona Modern Ensemble. Una fuente de inspiración privilegiada para un no menos sugestionado e intuitivo Moreno Bernardi, que realiza uno de los solos de danza más interesantes, intensos y recónditos de todos los que hemos podido disfrutar esta temporada.

¿Quién es hoy Medea? ¿De dónde viene? Son preguntas recurrentes ante cualquier nueva aproximación. Ginoux marca un ritmo alternante y mixto entro lo vocal y lo instrumental, donde la integración electrónica y la palabra recitada también tienen cabida y son parte fundamental. Un viaje desde la India a Grecia que se convierte en un jadeo intenso que nos arrastra a las puertas de la locura. Una voz interior íntima y plagada de las fantasías más macabras y, sin embargo, connaturales y que encuentra en el cuerpo de Bernardi a su más fiel y servil compañero existencial. Entre todos consiguen dar respuesta, además, al porqué de Medea a día de hoy.

El espacio escénico de Bernardi se vacía de cualquier objeto que no sean los instrumentos y los cuerpos de los intérpretes. Por supuesto, mantiene la oscuridad necesaria y adecuada. Entiende que nos encontramos inmersos en un espacio musical y que es a partir del plano auditivo desde donde se nutre la coreografía y desde donde nos llega tanto la música como el espeluznante texto de Gaudé. En convivencia con la iluminación de Emili Vallejo descubriremos las distintas facetas de Médée Kali a partir de cinco dibujos proyectados sobre el suelo de Txell Miras. Representaciones o estampas de la misma figura que se modificará en función del estado mostrado en cada momento.

Volvamos a Bernardi. A partir de la coreografía ha sabido captar todas las capas propuestas por la brutal versión del personaje de Gaudé y Ginoux. Intensidad, contraste y lirismo. Tres palabras que podrían resumir su excelente trabajo. Su cuerpo sabe escuchar y convertir en algo tangible la música de cuerda y percusión, así como los contrastes entre lo oriental y lo occidental. Manteniendo unos movimientos muy concretos y sutiles, imagen tras imagen, que muestran esa personalidad tan acentuada y esa situación tan al límite. Brutalidad, salvajismo, locura y sensualidad mostradas a través de un estilo sobrio no exento de delicadeza y adecuación aproximativa. Que se mantiene y desarrolla faceta a faceta. También en el ademán de su rostro, entre absorto, ofuscado y obsesionado. Un uso majestuoso y privilegiado del poder de la connotación, la progresión y la redundancia. Una integración damatúrgica del movimiento, la palabra y la música que demuestra sabiduría y sensibilidad y que, de nuevo, reivindica el debate artístico de en qué consiste la figura del dramaturgo a día de hoy.

Mención especial para el vestuario de Josep Abril y las joyas de Mireia Fusté. Negro riguroso que oculta y muestra el cuerpo en función de los movimientos. Bernardi los utiliza en su coreografía de un modo sublime. A través de ellos mostrará su vida, su venganza y su traición. También su cuerpo. Incluso con connotaciones pornográficas. Las joyas serán a la vez enseres que aprisionarán y condicionarán los movimientos. Instrumentos de sumisión y a la vez venganza. Tanto podrían ser los hijos asesinados como los perpetradores de una violación. Cinturón de castidad y a la vez símbolos de la liberación más desorbitada y la venganza. También de la humillación y el forzamiento. La deshonra y la violencia. Sutilidad e hipérbole a partes iguales. Maravillosa capacidad para mostrar todas las contradicciones entre las que convulsiona el personaje, así como las diacronías aproximativas de las distintas disciplinas que conviven en escena. Magnífico y sorprendente.

Finalmente, celebramos la valentía de Bernardi y de todos los implicados por acercar y estrenar la que probablemente sea una de las mejores aproximaciones contemporáneas del personaje mitológico titular. Un excelente y esforzado trabajo también de Seró, que defiende su solo lírico con una capacidad indiscutible para mostrar y transmitir las distintas facetas del personaje sirviendo siempre al texto y embastándose a la perfección con la danza del coreógrafo e intérprete. Muy destacable también la indagación e investigación en la búsqueda de una lenguaje escénico que integra todos los lenguajes utilizados a partir de una simbología integral muy bien trabajada y redondeada por la fantástica ejecución del Barcelona Modern Ensemble y la dirección de Xavier Pagès-Corella.

Crítica realizada por Fernando Solla

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES