Kassandra es una divinidad. Un icono de la tragedia griega que no ha sido valorada en absoluto. Un personaje cuya historia comprende el esclavismo, la guerra, el amor y la transexualidad. Una incomprendida que nos ablanda el corazón de una forma insospechada. Un personaje que Elisabet Casanovas borda rozando la perfección en el Teatre Nacional de Catalunya.
Hay canciones especiales que te transportan al momento en el que las escuchaste por primera vez: una máquina de discos ocupa un lugar destacado en el espacio escénico de Venus, ella trae la música que mezcla decisiones vitales pasadas y presentes. La Sala Verde de los Teatros del Canal de Madrid acoge un empático cruce vintage de historias de amor.
Un espectáculo de envergadura ha tenido lugar en la Sala Hiroshima. Médée Kali nos sumerge en una dramaturgia en la que el monodrama se expresa mediante la danza y el solo operístico. Un trabajo sensible y oscuro que consigue mostrarnos la trascendencia actual de un personaje mitológico y clásico fundamental para entender el género trágico.
Magia. De nuevo, magia. Marc Chornet y Projecte Ingenu nos regalan una puesta de YERMA capaz de dejarnos sin respiración y, a la vez, de demostrar por fin toda la proximidad y validez que tienen a día de hoy el texto de Lorca y su(s) protagonista(s). Un acercamiento contemporáneo y una interpretación protagonista (y de todo el reparto) inolvidable.
El 1 de marzo se estrenó en el Teatre Akadèmia la primera coproducción del teatro. Hasta el próximo 2 de abril se podrá ver la versión de YERMA con la que Projecte Ingenu, compañía residente durante la temporada pasada, reflexiona sobre la fecundidad de nuestros tiempos.
Almería Teatre nos enseña una nueva inspiración sobre la dialéctica del dolor y sobre los caminos de la aceptación. La familia perfecta, con sus brillantes planes de futuro, es truncada en un solo segundo que romperá su mundo y los pondrá contra las cuerdas.