Dos mujeres de diferentes épocas: una mujer encerrada por razones políticas que da a luz en la cárcel durante la guerra y una joven andaluza de la época actual que se dedica a hacer monólogos en los bares. Blanca y Carmen. ¿Qué tienen ambas en común?
Esa es la trama que en 75 minutos Alejandra Jiménez-Cascón (Aleteo Teatro) ha entretejido y va desmadejando en BLANCA DESVELADA. Ella misma ha escrito la dramaturgia, ella misma interpreta a Carmen y a Blanca y ella también representa al resto de 13 personajes más que aparecen en esta historia. Y todo, en un espacio de 9 m2 donde transcurren personalidades de diferente sexo, edad, tiempo y origen geográfico.
Alejandra ha querido inventarse un texto entre trágico y cómico, que explica los sentimientos más personales del ser humano en lo que tiene que ver especialmente con la maternidad y las relaciones familiares.
El texto está muy bien entrelazado para no dejar abierto ningún flanco y entre todo lo que nos expresa, BLANCA DESVELADA nos ayuda a luchar contra nuestros propios monstruos. Y, es que, cuando llegas a conocerlos, ‘no son tan feos’.
El usar la comicidad para tocar este tipo de asuntos puede estar acertado para compensar la incomodidad de hablar de ciertos temas. Pero a mi juicio, en este caso, el humor levemente empañaba la fuerza que tenían los momentos de profundidad y seriedad de la obra. Aunque también se ha de reconocer que le añadía un plus a la hazaña de tener que cambiar de personalidad y acento continuamente el hecho de que además también cambiara de interpretar drama a comedia la misma cantidad de veces. Por lo que sí así ha entendido el guión su autora, bien hecho está.
Alejandra Jiménez-Cascón hace alarde de interpretación teatral, expresión corporal y voz en este singular monólogo repleto de personajes. Una obra en la que sin ningún cambio absolutamente en el vestuario de esta única actriz acertamos en todo momento qué personaje se nos está presentando. Este ejercicio de concentración y desgaste sobre el escenario, se acompaña de una sencilla (pero idónea) iluminación y algo de música en algunos momentos clave, y que cierran el círculo de lo que es BLANCA DESVELADA.
Un conjunto original y muy entretenido, que transmite y emociona muchísimo, sobretodo en ciertos momentos, y que ofrece estos días la Sala Fénix como alternativa de teatro barcelonés.
Crítica realizada por Diana Limones
