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05.05.2022 Críticas  
Rhum & Cía y la pregunta ¿qué es un clásico?

Los payasos de Rhum & Cia nos plantean en el Teatro de la Comedia de Madrid una de las propuestas más sugerentes de la temporada, al interpretar bajo su mirada ácida y divertida un clásico, El diablo cojuelo de Luis Vélez de Guevara con dramaturgia de Juan Mayorga y dirección de Ester Nadal.

Lluis Homar, director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, ha encargado a los payasos de Rhum & Cia un clásico. ¡Un clásico! La compañía acepta el reto y se embarca en la faena de interpretar con la adaptación de Juan Mayorga, por si fuera poco, la única novela clásica que encontraron en la librería, El diablo cojuelo.

Con esta premisa surgirán en escena dos tramas independientes y sorprendentemente complementarias. Por un lado, una pieza metateatral en la que los payasos de la Rhum abordarán la cuestión de fondo, ¿qué es un clásico?, y medirán sus propias capacidades para afrontar la empresa de representarlo en el Teatro de la Comedia. En el proceso no dejarán títere con cabeza y salpicarán su intervención con ácidos recados dirigidos al propio Lluis Homar, del que dicen ahora es muy humilde porque ha prosperado, y singularmente contra la cultura actual, cuando Joan Arqué pistola en mano afirma amenazando a sus díscolos compañeros de escena que “la violencia es cultura”.

Sin lugar a dudas este elemento metateatral, que interrumpe constantemente la pieza clásica, nos seduce y nos arrastra por esta inteligente payasada. Nos dejamos ir entre clásicos juegos de espejos interpretados por Jordi Martínez y Roger Julia, al más puro estilo clown, los cañones de confeti y las piezas musicales en las que Xavi Lozano nos sorprende como excéntrico e imposible lutier. Todo lo que plantean estos payasos es ácido y se agradece el pellizco crítico contra las convenciones culturales. Brilla entre todos el discurso atropellado e ininteligible de Piero Steiner cuando nos escenifica con sutil ironía, qué se hace con un clásico, mientras arranca páginas de un libro. Saltan igualmente por los aires las preconcepciones cuando una escucha en la sala principal del Teatro de la Comedia un fragmento de la canción Fuego de Bomba Estéreo mientras Arqué perrea o Mauro Paganini se arranca con un rap.

Por otro lado, Mayorga ha adaptado con modernidad la novela de Vélez de Guevara, seleccionando aquellos pasajes de mayor contenido crítico y que mejor podrían adaptarse al lenguaje irreverente y ácido de los Rhum. Una se debe preguntar si este montaje honra a la novela y la única respuesta honesta es que sí lo hace. Los pasajes de El diablo cojuelo están bien interpretados. En ellos hay dicción y excelente manejo del tempo. Las interpretaciones son tan solventes y la dirección tan cuidada que uno olvida la nariz roja de payaso que viste el diablo.

No obstante, hacia el ecuador la pieza sufre una metamorfosis de proceso difícil. El clown se apodera cada vez más completamente del montaje y los límites de la obra clásica son cada vez más imprecisos. Los sombreros de largas plumas, miriñaques, calzas negras y escarpines se tiñen progresivamente de colores y aparecen los remiendos, los zapatones y las medias rayadas. Los payasos campan por sus fueros y el diablo cojuelo abandona definitivamente todo atisbo barroco para ser solo una bufonada golfa y divertida, sin perder por ello el rigor.

Ester Nadal es otro elemento indispensable en este montaje. Su dirección es de una gran plasticidad estética y juega inteligentemente con el espacio facilitando el movimiento de los payasos. Las coreografiadas persecuciones e intervenciones musicales se resuelven con ligereza y el uso de la escenografía propuesta por La Closca, complementado con el efectista diseño de luces de Silvia Kuchinow, construye un espacio escenográfico mudable y divertido.

En definitiva, este diablo cojuelo no es ni fu ni fa, ni chicha ni limoná, pero a quién le importa. Rhum & Cía ha honrado a Vélez de Guevara y al Teatro de la Comedia sin renunciar a su propio lenguaje y han parido un espectáculo original, divertido, extravagante, inteligente y nuevo. Qué más da si es clásico o clown, si es carne o pescado; es un gran montaje y es bueno, punto y final.

Crítica realizada por Diana Rivera

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