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21.04.2022 Críticas  
Inigualable Motta

Guillermotta, el espectáculo protagonizado por Jordi Vidal, dirigido por Jordi Prat i Coll y con dirección musical de Jordi Cornudella, vuelve a los escenarios catalanes. El Teatre Condal de Barcelona programa durante 3 únicos martes un show espléndido que nos acerca, mediante un concierto íntimo, a la esencia de la maravillosa Guillermina Motta.

Guillermotta es un personaje bastante particular. Un alter ego de Guillermina Motta, encarnado por el actor y cantante Jordi Vidal, que interpreta algunos de los temas esenciales de la trayectoria de la artista barcelonesa. Acompañado al piano por Jordi Cornudella, quien asume también la dirección musical, Jordi Vidal realiza un retrato íntimo de esta compositora, letrista, adaptadora y cupletista que, aparte de popularizar temas como Lily, Pantera o la famosísima canción Remena nena, ha cantado temas de la chanson française o musicado poemas de Salvat-Papasseit, Carner o Sagarra.

Escrito y dirigido por Jordi Prat i Coll, Guillermotta es un concierto escenificado de manera íntima (solo ella, su pianista y su público) donde no falta la ironía, la sensibilidad, el compromiso y la poesía que tanto ha mostrado la artista en sus actuaciones. Prat i Coll recupera así la Guillermina Motta sensual y juguetona que se recuerda en su paso por la pequeña pantalla en Les Guillermines del rei Salomó de RTVE en 1981.

Mediante una pócima mágica, Jordi Vidal se convierte en un símil íntimo y cabaretesco de la esencia de Motta. Un personaje que disfrutamos en un concierto íntimo que embelesa.

Empoderada bajo el halo de luz que la presenta, Guillermotta nos ofrece una noche inigualable que recordaremos durante días. La sensibilidad mezclada con la frivolidad, la ironía y con los consejos que el personaje nos ofrece en escena, hace que caigamos rendidos a sus pies. Vidal nos presenta un personaje bien creado, cercano, lleno de vida y sensualidad, y en ocasiones picantón (cómo no querer que juegue con el público), que hace que olvidemos que lo que vemos es un cabaret y nos centremos en las sensaciones que nos transmite. Un show que pide que disfrutemos de las letras, de la música pero, sobretodo, de la esencia de Guillermina Motta. Una esencia que impregna la escena y en la que está altamente representada. Ella nos habla y está siempre presente.

La dirección de Jordi Prat i Coll es excelente. Con un muy buen cuidado ritmo escénico en el que no faltan momentos cómicos, Prat i Coll consigue crear un espectáculo que le va como anillo al dedo a su protagonista. Junto a la formidable dirección musical de Jordi Cornudella, quien se convierte en un personaje más en escena, los 80 minutos que dura la obra se nos hacen cortos (y eso que Guillermotta interpreta un total de 20 canciones). Es un hito conseguir que el público se encuentre tan cómodo en sus butacas y que nadie revise la hora en sus teléfonos móviles para darnos cuenta que llegaron los bises y que el show, lastimosamente, se acaba.

No quiero finalizar la crítica sin nombrar a Míriam Compte y Núria Llunell, vestuario y caracterización respectivamente; quienes nos ayudan a vislumbrar la esencia de Motta en el cuerpo de Jordi Vidal. Y a Joan Grise, encargado del espacio escénico e iluminación de un concierto que nos envuelve bajo el manto cabaretesco de la cantante. Gracias a ellos, la esencia de Motta se vuelve tangible.

En resumen, Guillermotta es un espectáculo que consigue traspasar al público esa sensación profunda de calidez, picaresca, sensualidad y caricias que Guillermina Motta tenía y que hacía que conectáramos con los sentimientos. Un imprescindible que vuelve a la cartelera y que nadie debería dejar pasar.

Crítica realizada por Norman Marsà

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