MIENTRAS TANTO es una breve historia sobre la amistad. Tiene como protagonistas a tres mujeres – Emilia, Ana y Carlota- con personalidades muy diferentes que rondan la treintena.
Emilia considera que aún no ha alcanzado la edad adulta, por lo que necesita días llenos de aventuras; Ana se siente estancada en su vida pero no sabe de dónde sacar el impulso para cambiar lo que le rodea; Carlota tiene todo planificado y espera no fallar en nada de lo que ha previsto.
A través de varias situaciones que se irán reflejando con una sencilla escenografía –cambios de decorado in situ con los mismos elementos para todas las escenas- veremos cómo estas tres amigas con pensamientos tan dispares, son capaces de sumergirnos en sus reflexiones acerca de lo que esperan, lo que buscan, lo mejor de sí mismas, lo que cambiarían… y, sobre todo, que están ahí para apoyarse las unas a las otras. Se intenta transmitir el valor de la amistad.
Marta Romero, Marta Naharro y Rocío Vidal dan vida, de forma correcta y acertada, a estas tres mujeres tan dispares. Ellas son el motor de la función, tanto en las escenas compartidas como en aquellas en las que se desarrollan monólogos.
Si algo de esta obra captó mi atención (cosa que prácticamente no ocurrió) fue el hecho de sentirme reflejada en alguna de sus frases y, por consiguiente, en las posteriores reflexiones que comparten con el público sobre la vida o el mundo que nos rodea. Aunque todos esos pensamientos están ya muy trillados y transcurren sin grandes sorpresas a lo largo de la función en la sala Off del Teatro Lara. Sí, MIENTRAS TANTO se desarrolla en esta pequeña sala que permite disfrutar de un teatro más íntimo, debido a la pequeña capacidad del lugar.
MIENTRAS TANTO está dirigida por el dramaturgo Miguel Ángel Cárcano, que además es el autor del texto junto a María Inés González. Nos ofrecen un guión bastante insulso que se sustenta sobre una base de tópicos que intentan tratar con humor pero que no deja de ser una risa fácil y sin imaginación. Sí es cierto, o al menos fue mi impresión, que al inicio de la obra intentan dejar claro que ésta no va sobre cuestiones de género ni mucho menos pretenden jugar con tópicos machistas sobre las mujeres pero, supongo que sin pretenderlo o por no cuidar bien las palabras que se usan, la función tiene en ocasiones un lenguaje sexista que menosprecia a las mujeres. ¿Por qué no usar palabras o expresiones que no tengan connotaciones negativas para un género determinado? Porque posiblemente no sean tan llamativas para el público; pero entonces, ¿se busca llamar la atención por encima de cuidar las palabras para que éstas no sean sexistas? Efectivamente, sí.
Si les apetece sonreír muy ligeramente, reflexionar poco y de manera superficial y disfrutar del trabajo de tres actrices en una pequeña sala, diríjanse los jueves de este verano a la sala off del Teatro Lara de Madrid.
Crítica realizada por Patricia Moreno
