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18.01.2016 Críticas  
A medio camino entre el mundo real y el imaginario

El proceso de creación colectiva convertido en espectáculo de teatro visual y de los objetos. Sin llegar a ser un homenaje confeso pero sin ocultar sus referentes inmediatos, la compañía Cocotte lleva a La Seca – Espai Brossa el resultado de un taller originado en las aulas del Institut del Teatre.

LES ROIS FAINÉANTS acerca un tipo de teatro, el visual, que no solemos ver en nuestra cartelera. Podemos hablar de teatro gestual; de marionetas; de los objetos… Pero pocas veces de teatro visual. Sólo por ese motivo queda justificada la visita.

La acción de la obra transcurrirá en Francia, o eso creeremos. La primera sorpresa que la compañía nos tiene preparada es que el poco texto que oiremos será íntegramente en lengua francesa. Un tratamiento del lenguaje fonética y voluntariamente imperfecto. Este detalle servirá, en primer lugar, para transformar la escena en una especie de gran guignol (o gran teatro de marionetas) donde los obreros serán los títeres. En segundo, para evidenciar la influencia del actor y realizador Jacques Tati, contextualizando el espectáculo en una atmósfera cercana a la de sus largometrajes. Finalmente, para reforzar la importancia de la gestualidad de los intérpretes, así como la de los objetos, como catalizadores de la emoción e ilusión del público. Sin duda este último detalle resulta definitivo para el éxito de este tierno y divertido montaje.

La escenografía de Marta Bayer resulta otro de los grandes aciertos de la propuesta, así como su posicionamiento delimitando el espacio escénico. Una pared con distintas puertas y trampillas, de diferentes medidas y a distintas alturas, hará las funciones de muro y fachada de una fábrica de bolas de colores. La utilización del escenario queda acotada por la doble dicotomía dentro-fuera y delante-detrás, así como por su ruptura y combinación. El ámbito de trabajo donde la libertad o la vida instintiva no tiene cabida serán el dentro de la fábrica y delante del muro y, por tanto, del espectador. Del mismo modo, el fuera del recinto, donde los actores (convertidos también en creadores y autores) darán rienda suelta a la imaginación, utilizando todo tipo de objetos y provocando emociones quedará también detrás del muro.

Hay que destacar el trabajo de todos los intérpretes: Clara Algaba, Lucas Escobedo, Berta Graells, Raquel Molano, Borja Nieto y Pino Steiner. Individualmente, encarnan un rol o patrón de conducta que no evolucionará durante la hora que dura el espectáculo. No olvidemos el sistema de producción los ha convertido en marionetas. Como compañía, hay que alabar el dominio de su fisonomía facial para comunicar sentimientos y trasmitir estados de ánimo. Sin olvidarnos de su destreza en el movimiento corporal para crear los gags más delirantes, la técnica para integrar los objetos en la representación resulta verdaderamente encomiable. A destacar la sensibilidad de Lucas Escobedo, capaz con una única mirada de emocionar a toda la platea.

Finalmente, la calidad del espectáculo no sería la que es sin la aportación indispensable de Joan Cusó en la dirección. Una presencia implícita que ha gestionado las improvisaciones durante el proceso de creación de tal manera que su forma final es la de un espectáculo compacto y perfectamente urdido. Remarcamos la iluminación y el espacio sonoro de Sergio Santafé y Mario Andrés para ayudar a los actores a convertir a los objetos que se usan durante la función en integrantes del reparto. Último detalle que convierte en imprescindible la visita.

Para los que queráis ver un espectáculo insólito, entrañable, emotivo y divertido a partes iguales, sin duda LES ROIS FAINÉANTS supone una espléndida oportunidad que no hay que desaprovechar. En la Sala Joan Brossa de La Seca hasta el próximo siete de febrero.

Crítica realizada por Fernando Solla

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