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16.10.2015 Críticas  
iPeyu

El humorista y guionista Peyu presenta su nuevo espectáculo, iTIME, que como sugiere el título tiene que ver con la empresa de Steve Jobs, o al menos con la imagen que tenemos de ella. Asistimos a una de las típicas presentaciones de la compañía de la manzana para mostrarnos un programa revolucionario: nada menos que una app que nos permitirá viajar por el tiempo.

Desde las pantallas verticales con flashes de conceptos tecnológico-comerciales hasta el vestuario del intérprete, las conexiones internacionales, el póster o incluso una voz en off (Montse Llussà) con la que discute el protagonista y que tiene algo de Siri, toda la estética de la obra está cuidada al milímetro. Es evidente que hay un equipo trabajando detrás, algo que no siempre es así (o no lo hay o no se nota) en el terreno del monólogo: aplauso, por tanto, para la caracterización de Andrea Lucas y María Rosa Martínez, los audiovisuales de GEIM Creacions y Cristina Jordà, la escenografía de Aleix Fontserè i Mireia farrerons o los diseñadores de Arkham Studio.

Lo que propone Peyu, sin embargo, no se encorseta en ese molde temático. iTIME podría haber sido una comedia sobre la tecnología y las empresas que la mueven. Pero aunque hay una crítica sutil hacia las capacidades a veces peligrosas que se ponen en manos de usuarios sin escrúpulos o sin dos dedos de frente, no es ese el núcleo del espectáculo. Tampoco lo son los viajes en el tiempo, a los que se presta atención en cuatro secuencias filmadas con Anna Bertran, Ernest Villegas y Oriol Curto, con las que interactúa deliciosamente el protagonista, a lo “Cegada de Amor”.

Donde late el corazón de iTIME, donde se convierte en un verdadero espectáculo de autor, es en las continuas salidas de tema y de tono de Peyu. El artista trata de mantenerse encorsetado en las normas que dicta el acto, pero su torrente de verbosidad, sus quejas hacia los defectos de la sociedad, nuestras manías, nuestras modas y nuestros poderosos, son incontenibles. Una y otra vez suelta las gafas para rajar, simpática o amargamente: de las mujeres que dan el pecho, de las autopistas, del naturismo, de los inconvenientes de ser famoso, de los amigos pesados y las “culturas del mundo”, de la lentitud del proceso independentista. Incluso le dedica un número musical a los (odiados) mercados medievales.

No son, entonces, los viajes en el tiempo, sino el ritmo y el tempo de Peyu la verdadera clave del show. Bajo ese prisma, caben el humor escatológico y la crítica aguda, desde “Doctor Who” hasta la nivola de Unamuno. Aunque a veces parece que pasa al galope de un chiste a otro, de una metáfora visual a una queja autoculpable, el espectáculo mantiene, de principio a fin, una precisión absoluta que se convierte en una de sus señas de identidad. Las réplicas del yo virtual de Peyu al que está en el escenario, el desbarajuste caótico de la conexión televisiva con nueve países, los efectos de ilusionismo (obra de Antonio Díaz) e incluso los acercamientos al surrealismo, todo se mantiene accesible y 100% bajo las riendas de Peyu y del coautor y director de la obra, Joan Roura. Es la evolución lógica del trabajo que empezaron a hacer en 2012 con “Planeta i-Neptú”.

iTIME expande los límites del monólogo y proporciona hora y media de diversión y entretenimiento. Su presentación y su puesta en escena son impecables, el fruto de un trabajo artístico potente prácticamente sin fisuras. Sin duda, merece convertirse en uno de los espectáculos del año en Barcelona.

Crítica realizada por Marcos Muñoz

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