novedades
 SEARCH   
 
 

15.03.2024 Críticas  
El Barrio – Crítica 2024

El barrio, obra escrita y dirigida por Diego Da Costa, cerró con éxito su primera temporada en la Sala Lola Membrives del Teatro Lara de Madrid, y será prorrogada en mayo. El montaje, segunda producción de la compañía Joie de la Colina, explora la toxicidad de los estereotipos masculinos y la manera en la que los hombres se relacionan.

El barrio que nos presenta Diego Da Costa tiene nombre: La Elipa, en Madrid. Sin embargo, podría referirse a cualquier otro distrito obrero del extrarradio de cualquier ciudad española, en los que tendencias aperturistas y cambios sociales, especialmente los relacionados con el colectivo LGTB, aterrizan con lentitud o no llegan nunca. Espacios rígidos donde los hombres deben cumplir el modelo que se espera de ellos y las diferencias se castigan. Una destilación de masculinidad tóxica que puede hacer muy difícil la vida del diferente. Hay que ser macho y muy macho para integrarse, y quien no satisfaga el estándar se enfrenta al acoso.

Éste es el contexto físico sobre el que se desarrolla la trama. Una visión íntima de tres amigos de infancia que afrontaron su homosexualidad o su bisexualidad en ese entorno hostil y homofóbico. Para su desarrollo Da Costa plantea una excusa narrativa sencilla pero efectiva. El fallecimiento de un amigo común obliga a los tres protagonistas a reencontrarse en su antiguo barrio tras muchos años sin verse. La interacción entre ellos nos permitirá no sólo conocerlos, sino vislumbrar el triángulo amoroso que los tres forman (o formaron en el pasado), y entender las estrategias que cada uno de ellos ha planteado para vivir su propia sexualidad, a pesar de partir todos de un entorno en el que socialmente no tenían cabida.

Jaime Macanás, Rober Pascual y Alfonso Muñoz interpretan a los tres protagonistas con credibilidad y gran naturalidad. Parte de la organicidad de su relación se debe a la fluidez de los diálogos del libreto. Da Costa construye conversaciones ágiles y estructuradas que funcionan bien en escena. Macanás, Pascual y Muñoz las aprovechan en beneficio de sus personajes (Darío, Daniel y Adrián, respectivamente) creando tres caracteres sólidos y bien definidos. Darío es un hombre que se reconcilia consigo mismo cuando abandona el barrio, y regresa a él con temor y escepticismo, pero dispuesto a restañar heridas. Adrián será el motor del triángulo. El único que renunció a ocultarse durante su adolescencia, enfrentando el acoso y el señalamiento. Su personalidad es optimista y divertida y su carácter expansivo le permite volver al pasado sin guardar rencor. Daniel cierra el trío con el personaje más oscuro y con más aristas. Nunca dejó el barrio y aprendió a mimetizarse, aun a costa de disimular sus deseos y negar su identidad. Muestra rabia, a veces violencia, y una evidente frustración que lo convierten en el personaje más interesante en la trama.

La relación entre los tres resulta singularmente complementaria y sus tres estrategias ilustran bien el propósito que Da Costa plantea. Con facilidad podemos entender las reticencias, temores y decisiones que cada uno de ellos adoptó en su adolescencia, movidos por su carácter y el entorno.

El Barrio es, en definitiva, una excusa narrativamente sencilla para plantearnos una reflexión que esconde una denuncia social. Un libreto ágil con acertadas píldoras de humor que Jaime Macanás, Rober Pascual y, el también escritor, Alfonso Muñoz ponen en pie con verosimilitud y proximidad.

Crítica realizada por Diana Rivera Miguel

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES