novedades
 SEARCH   
 
 

07.02.2024 Críticas  
La palabra y el actor

Josep María Miró, ganador del Premio Nacional de Literatura Dramática 2022, compone en El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar un monólogo coral interpretado por Pere Arquillué que seduce y secuestra nuestra atención. El montaje es una de las citas imprescindibles esta temporada durante su breve paso por el Teatro de La Abadía de Madrid.

El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar se presenta como una obra coral para ser interpretada por un solo actor. Podríamos decir también que son cinco monólogos. Cinco ejercicios que un solo actor, Pere Arquillué, realiza con una sobriedad dramática y una precisión emocional que sobrecoge en su maestría. Sin apenas movimiento corporal, sin escenografía, en una interpretación casi estática utiliza la voz desnuda como único instrumento con el que atravesar el alma y el carácter de cinco personajes. Cinco hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, que el actor entrega a la platea corpóreos y esquivos, dueños de secretos y medias verdades, profundamente reales. Pocas veces el silencio en el teatro es tan clamoroso y tanta la atención concentrada. Lo que hace Arquillué es un ejercicio interpretativo absoluto, magnífico. Se enfrenta a un tour de force en el que construye a través de la inflexión y el ritmo, las pausas y los silencios, sin necesidad de otro apoyo, ni siquiera la distorsión vocal.

Pero el actor no está solo, edifica esta demandante pieza sobre un texto perturbador que sugiere más de lo que dice y en el que su autor, Josep María Miró, deja al arbitrio del espectador el deber de completar los silencios. Una obra dura, áspera y brillante que arranca con el cadáver de un joven apenas vestido, tumbado en la hierba. Una historia enclavada en un pequeño pueblo en el que pareciera que nunca pasa nada, pero que revela con cada relato las mentiras que esconde el idílico escenario rural.

Xavier Albertí dirige la pieza y realiza el diseño de iluminación, escenografía y composición musical desde el más absoluto minimalismo. Un escenario vacío, un foco arrojando una luz de duros contrastes y un actor vestido de negro son los recursos que el director emplea en un montaje puesto a disposición de la esencia del texto, que se transmite como absoluto protagonista en toda su belleza literaria y su amargo contenido.

El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar es una obra intensa que interpela al espectador y demanda una escucha activa y entregada. Se arroja sobre la platea con crudeza. Los relatos de sus protagonistas se suceden caleidoscópicos e incompletos, aportando perspectivas veladas o censuradas por sentimientos de todo orden, sin que nada quede claro y todo sea a su vez estremecedoramente transparente. Las conclusiones quedan en mano del público, aunque no son honradamente necesarias. El retrato y la fuerza de las imágenes que las palabras despiertan en el escenario vacío son la esencia de este texto hipnótico que Arquillué convierte en una obra maestra.

Crítica realizada por Diana Rivera Miguel

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES