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29.01.2024 Críticas  
Desde una perspectiva humana

La Sala Negra de los Teatros del Canal de Madrid presenta la obra En mitad de tanto fuego del dramaturgo Alberto Conejero. Una historia que combina voces del pasado y del presente y que nos regala un bellísimo trabajo de Rubén de Eguía en mitad de tanto misterio y oscuridad.

En mitad de tanto fuego es un monólogo dirigido por Xavier Albertí que se basa en el personaje de Patroclo, el compañero incondicional de Aquiles que le aporta humanidad, amor y sensibilidad a esta larga guerra que parece no tener nunca fin. Ambos son dos personajes icónicos de la mitología griega que se definen como inseparables dentro de una estrecha relación que se destaca en la famosa obra de Homero, La Ilíada. Gracias a la voz de Patroclo podemos conocer toda la humanidad de Aquiles: es vulnerable, ama con todo su corazón y se enfurece por la muerte de su compañero de vida y de batalla.

Establecer las similitudes y las diferencias entre el héroe que describen los antiguos con el actual que se nos da a conocer a través de este monólogo sobre las tablas de la Sala Negra, nos ayuda a comprender qué prototipos o modelos son tenidos en cuenta en cada época al momento de adivinar cuál es el ideal, el arquetipo de persona que al que el hombre aspira a llegar. Qué es aquello que convierte lo cotidiano en singular y lo insignificante en bello. En mitad de tanto fuego nos invita a reflexionar, a utilizar el teatro como espejo, de manera casi mágica, consiguiendo nuevas maneras de actuar ante el conflicto planteado en el texto. Es una estupenda manera artística de expresión de emociones pero también es una forma de conocimiento, tanto de nosotros mismos como de nuestro entorno; una manera de profundizar mejor en el mundo que nos rodea. Un texto que, desde el primer momento, nos atrapa y nos mantiene en vilo mientras el único actor presente nos hipnotiza.

Mas allá del texto, otra gran atracción de En mitad de tanto fuego es el soberbio trabajo de Rubén de Eguía, que se deja la piel a lo largo de 75 minutos dando un auténtico recital interpretativo. ¡Qué maravilla! El actor nos deleita con una actuación vibrante de principio a fin, llena de cambios de ritmo y de matices. Es muy recomendable ver su actuación de cerca, desde las primeras filas, y apreciar cómo va desplegando ese amplio abanico de sentimientos pertenecientes a Patroclo a través de la mirada, de cada uno de sus gestos y de sus movimientos. Una de las cosas que más me gusta del trabajo de Eguía es que, a pesar del dolor, de la violencia y de la tragedia que encierra el texto, no abusa del dramatismo y su actuación muestra una emoción contenida que envuelve el corazón de los espectadores y espectadoras.

Conejero ofrece todo el protagonismo a un solo actor, colocándole a medio metro de la primera fila del público y con una iluminación sublime. A nivel actoral cuenta todo de tal manera que no son necesarios más detalles para dejarse llevar y hacerlo creíble. Eso sí, la narración va acompañada de un sutil y elegante diseño de luces, a cargo de Xavier Albertí y Toni Ubach, que le da el toque perfecto al montaje y subraya la sensibilidad y las emociones del texto. Qué manera tan bonita de jugar con la pureza de las luces y las sombras.

En mitad de tanto fuego es un espectáculo arriesgado, desbordante de poesía y talento y totalmente recomendable. Una delicia para todos los amantes del teatro.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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