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11.10.2023 Críticas  
La línea de Horovitz pisa Catalunya por primera vez

Aunque lleva más de 40 años en el Off-Broadway llega, por primera vez a España, La Línea de Israel Horovitz. La obra, que puede verse en La Factoría Cultural de Terrassa (antiguo Centro Cultural de la Caixa de Terrassa), está dirigida por Robert Torres con traducción de Alberto Tola y Lina Lambert.

Una obra de teatro del absurdo, de un dramaturgo que conoció a Eugène Ionesco y Samuel Beckett (referentes del género) que explora la condición humana en lo que tiene que ver con el deseo apremiante de ser el primero. En ocasiones, un anhelo sin sentido, sobre todo cuando no sabes ni reconoces qué te espera tras esa posición. Con esta premisa, Horovitz escribe un texto en el que cinco personas que no se conocen entre sí (a excepción de Molly y Arnall, que son matrimonio) acabarán en una bestial lucha para conseguir el primer puesto.

Cada personaje, además de Molly y Arnall, representa una naturaleza diferente del ser humano. Uno con rasgos psicópatas, otro básico y primario, otro trabajando desde la sombra con paciencia y ella usando el sexo como vehículo para perseguir su fin. Su marido, un simplón que la sigue a todas partes y que se deja dominar, disfrutará su primer puesto cuando le caiga casi por suerte y lo lamentará cuando no lo tenga. Con estas personalidades sobre el escenario, cada espectador podrá identificar(se) una vez lo traslape a la realidad de nuestro mundo día a día.

Todo esto ocurre dentro de un acertado espacio escénico que ha diseñado Llorenç Corbella con suelo de espejo y cortinas de plástico a modo de pared donde la línea adquiere toda la relevancia para no robar protagonismo al tema central. Y donde solo el vestuario de los actores, sirve de ayuda a su interpretación.

No es un montaje fácil, porque el absurdo no es, inicialmente, plato fácil de digerir de primeras. En mi caso, abierta a todo tipo de propuestas, encuentro esta de Horovitz muy oscilante en vez de lineal o ascendente en cuanto al interés que genera en la platea se refiere. Entiendo que la dirección de Torres no es el problema sino el texto, que a ratos engancha y a ratos no tanto. Tampoco me convence que el uso de la sexualidad de Molly como arma ocupe tanto espacio, donde casi un tercio de la obra está dedicado a esa temática. Pero es mi opinión personal sobre un texto que lleva funcionando 30 años en América.

A nivel artístico, el trabajo actoral es muy bueno. Por orden de aparición Ferran Terraza, Oscar Jarque, Silvia Maya, Miquel Arnau y Ferran Castells encarnan a Fleming, Stephen, Molly, Dolan y Arnall; respectivamente. Y, si bien inicialmente, aparentan interpretaciones más corrientes o estereotipadas, a medida que la obra avanza y el absurdo se une al surrealismo, nos encontramos con un cuadro con tintes dantescos que a mí es el que más me llama la atención y en el que los actores pueden lucir una labor diferente y muy elaborada, en especial un Oscar Jarque, quien toda la obra mantiene una impecable interpretación.

Y así es como llega La Línea a Cataluña, de la mano de MGM y Daniela Eventi y Spettacoli y con el soporte de La Factoría Cultural de Terrassa. Una función que a lo mejor no va a ser la más destacable de mi temporada pero que de seguro ha sumado y enriquecido mi personalidad cultural como espectador.

Crítica realizada por Diana Limones

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