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17.07.2023 Críticas  
Estando contigo, ¿me conformo?

Una estación de autobuses en una ciudad cualquiera. Una novia a la fuga. Una huída hacia adelante. Y, entre fragmentos de su vida, canciones de Marisol. Porque la vida es una Tómbola, pero como nos explica el espectáculo del mismo título que ha podido verse en el Teatre Eòlia de Barcelona, no precisamente de luz y de color.

Tómbola es un monólogo a dos voces escrito y dirigido por Maria Ramírez. A dos voces porque, aunque la protagonista absoluta es la novia interpretada por Laura Dorca, sus conversaciones con el guarda de seguridad/taquillero de Mateu Bauçà (a la sazón, adaptador musical del espectáculo), que encarna de paso a un par de los hombres de la vida de esa novia, son importantes.

Queremos entender cómo ha llegado esa novia a planificar su fuga, pero el camino será largo y tortuoso, como su vida sentimental. Tómbola comienza por veredas aparentemente inocuas, alegre y desenfadada, introduciéndonos lentamente en la psicología de un personaje cargado de defectos (ambición, inconstancia, bipolaridad) pero que no puede dejar de caernos bien porque en el fondo es una víctima de las circunstancias. Un personaje que comete errores y paga las consecuencias, pero que no se merece las agresiones a las que, en el tramo final, la veremos sometida, y que han ido trufando su vida.

Si funciona de veras, si consigue atraparnos, es por el buen trabajo interpretativo de Laura Dorca: su carisma consigue vendernos los altibajos del personaje, sus errores, sus defectos y su vulnerabilidad, con simpatía y con un dolor que esconde durante buena parte del espectáculo. Ahí de nuevo resulta importante la labor de Mateu Bauçà, que le da pie al juego y la locura juvenil, un aliado vital inesperado, pero también lanza ocasionales destellos de intolerancia patriarcal que preconfiguran temas que serán clave en la obra pero que al principio no parecen aparentes.

Como musical, Tómbola es curioso: la primera canción, la que le da título, tarda en llegar. Por lo general, la obra utiliza las canciones de Marisol en momentos clave del relato romántico de la protagonista, pero en realidad, y a medida que las adaptaciones vayan virando, cambiando de escala y oscureciéndose, hablan de anhelos, opresión y liberación. La relación de la protagonista con Marisol también es muy ténue y parece algo separada del conjunto del relato de su vida, le faltaría quizás algo más de cohesión, pero a través de las canciones se establece un diálogo temático y reivindicativo entre la vida que vendía el personaje de Marisol y la realidad de la vida de Pepa Flores, que sí conecta íntimamente con la historia propia de esta novia. La interpretación de las canciones es magnífica, con una Dorca de voz clara y potente, y un Bauçà que, con solo un piano y un acercamiento original, consigue refrescar (y enturbiar) el puñado de melodías que le escribieron a la artista.

Tómbola explica mucho en su hora y media, utiliza la comedia y el juego para hacernos bajar la guardia y facilitarnos luego la entrada a los temas más peliagudos que trata, y tiene una interpretación memorable de los dos actores en escena. Con algo más de interacción entre sus componentes acabaría de ser redonda del todo, pero en cualquier caso, resulta una obra artísticamente muy seductora. Pudimos verla en 2021 en el Tantarantana, fue multipremiada en el Mostra’T 2022 de la Sala Sandaru de la Ciutadella, y seguramente le queda aún mucha vida. Altamente recomendable si tenéis otra oportunidad de verla.

Crítica realizada por Marcos Muñoz

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