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23.06.2023 Críticas  
Cuando tu y yo

Directos desde Timbre 4 en Buenos Aires, llegan Los Pipis a El Umbral de Primavera de Madrid con El mecanismo de Alaska, una función sobre la familia, el legado, apuntes maricas de Argentina y el teatro y el amor en tiempos de TikTok.

Mati (Matias Milanese) y Fede (Federico Lehmann) se conocen en la Universidad Nacional de las Artes de Buenos Aires, discutiendo de teatro, y luego se vieron en una fiesta, y se besaron, y adoptaron una gata, y se convirtieron en una familia, y viven felices y hacen teatro juntos y giran con sus proyectos juntos y hasta asisten a la segunda entrega de los Premios Godot juntos, donde Pablo Messiez y Fernanda Orazi son premiados y todes celebramos todo lo bueno que nos trae Argentina.

Matias Milanese y Federico Lehmann, escriben y dirigen El mecanismo de Alaska, donde les acompaña Camila Marino Alfonsín, esa gata de vida breve reencarnada en hije, criade por dos padres más allá de la línea temporal en la que vivimos. La fuerza motriz de este montaje viene de la energía descontrolada de una dupla rabiosamente joven y conectada a lo contemporáneo del teatro y la realidad de las calles. Esa desmesura y furia queer se expresa en sus movimientos, su reivindicación de la pluma, sus referentes pop y el orgullo de ser coetáneos de Camila Sosa Villada, un orgullo que comparto y celebro yo mismo.

El mecanismo de Alaska es una propuesta excesiva, desde la sencillez formal de la cosa, pero que apabulla por el entusiasmo y la emoción de Lehmann y Milanese, que vociferan sus parlamentos en lo que podría ser la antesala de la experiencia cinematográfica, que promete Christopher Nolan, que va a ser Oppenheimer. Sus voces retumban, resuenan en los oidos, atraviesan los cuerpos de los espectadores y uno no puede mas que sonreir y disfrutar de la desmesura con la que este trío en escena representa su texto. Un texto que transita por la historia familiar de cada uno, y la historia de Argentina, y las secuelas de los años oscuros, y de la memoria, y del futuro, y de la enseñanza, y del país que dejaremos a nuestras hijes y de cómo será vivir sin tu marido.

Me llegan retazos de este montaje, y me siento boomer ante el chorreo de información que Los Pipis me quieren transmitir con El mecanismo de Alaska; esto debe ser lo mas aproximado a TikTok en teatro, un no parar de acciones y escenas que disfruto, pero no logro asimilar en el momento, aunque el poso quede ahí, pero que me hubiese gustado disfrutar cuando toca: en la sala y con sus cuerpos en escena. Los Pipis son una fuerza de la naturaleza y El mecanismo de Alaska es El Niño, que ya está cayendo con fuerza en sus citas madrileñas y que espero que lo mismo ocurra en su paso por Barcelona.

Crítica realizada por Ismael Lomana

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