novedades
 SEARCH   
 
 

09.06.2023 Críticas  
Tremenda hostia al heteropatriarcado

El Teatre Akadèmia de Barcelona inicia los últimos días de Sucia; un espectáculo que dramatiza una experiencia real de Bárbara Mestanza, dramaturga y protagonista (junto a Pep Ambròs) de una pieza que defiende el arte del teatro como medio de investigación legítimo. Una obra dura que trata el abuso de frente en una sociedad que sigue mirándose el ombligo.

Cuando la víctima explica su experiencia, la primera reacción que surge por parte del mundo es clara: ¿por qué no hiciste nada? Sucia es la respuesta a esa pregunta. Una obra que gira en torno a Mestanza, la misma autora y protagonista del texto, como víctima de un abuso sexual.

La obra pone el foco no sólo en la misma experiencia vivida por la víctima, sino en cómo recibimos, como sociedad, este tipo de situaciones. La protagonista da la cara y utiliza su cuerpo y voz para ponerse como ejemplo exacto de todo lo que resumimos con la palabra “abuso”. Para ello no hay otra opción posible que ponerse en la piel de él, del hombre.

El planteamiento de Sucia es tratar este tema intentando buscar la manera de trazar un puente que nos ayude a comprender la complejidad de un problema que nos atraviesa a todas por igual (entendemos el abuso no sólo como casos aislados, sino como estructura base en la que se fundamenta nuestro sistema). ¿El mundo está lleno de malas personas? ¿Hay algo mayor que nosotros que nos empuja a la posibilidad de tomar la decisión de hacer esto? ¿Es inherente al ser humano la necesidad de poseer cuerpos, conquistarlos? ¿Es inherente al ser humano la violencia?

En Sucia no sólo se analizan experiencias reales de abuso, sino que también se analiza el sistema que produce los agresores y las víctimas. Mediante entrevistas con expertas y expertos en diversos aspectos de este campo, la pieza logra mostrarnos una visión lo más objetiva posible sobre este asunto. Para ello, la creadora propone un juego de roles para denunciar el abuso sexual en un montaje que incluye una importante parte audiovisual y documental que amplifica su discurso con los testimonios de diversas víctimas y profesionales del ámbito político y social.

Sucia es un torbellino de emociones desbordantes que te presiona el pecho de forma contundente. Bárbara Mestanza y Pep Ambròs interpelan al público mientras lo miran directo a los ojos y relatan historias que los destruye internamente. Un texto lleno de valentía y claridad que no duda en explicitar temas que, como sociedad, parece que seguimos obviando: cómo se sintió la víctima cuando la violentaban, cómo convivió en silencio con aquel dolor y cómo fue el proceso de darlo a conocer.

El enfoque de Sucia es uno de sus grandes aciertos; solo denotar esa frase rompedora que recita algo así como: «vamos a explicar la historia desde la voz de un chico, porque parece ser que es la única forma de que el genero masculino la escuche activamente». Así, Pep Ambròs, nos conquista con una radical interpretación inicial de la historia que hace corto-circuitar al respetable. Más adelante, Mestanza cogerá las riendas de su propia historia y él colaborará con distintos personajes que apoyan la historia.

Por su parte, el relato de Mestanza es doble, explicando inicialmente lo que le pasó y, a su vez, transitándonos por el viaje emocional en que se vio sumida a partir de aquel día. Un relato que pide comprensión, empatía y sororidad. Un viaje teatral que la lleva a mostrar una vivencia lejos de discursos moralizantes.

En la parte técnica, me gustaría destacar la iluminación de Adrià Pinar y el sonido de JUMI; quienes que nos llevan de la mano en un baño creativo lleno de matices.

Sucia es una pieza llena de riesgo que se supera con nota en el momento que tus sentimientos estallan. Una tremenda hostia al heteropatriarcado y al pacto de silencio que parece que sigue existiendo en la sociedad.

Crítica realizada por Norman Marsà

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES