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03.04.2023 Críticas  
Donde te lleva el miedo

La Polaca Teatro y el teatro La Sala de Madrid ofrecen la oportunidad de disfrutar de La Prudencia; una comedia negra escrita por Claudio Gotbeter y dirigida por Luis Alain Basadre que reflexiona sobre el poder del miedo y sus consecuencias.

Las salas pequeñas, al margen de la obra, crean un ambiente diferente al de un teatro convencional porque no sientes la distancia con los intérpretes y las emociones te invaden en mayor medida. Ni adornos, ni techos decorados, ni butacas aterciopeladas, ningún elemento que distraiga la atención del espectador. El foco está exclusivamente en el escenario, también desnudo, donde se encuentran los actores.

Una vez creada el aura de intimidad, resulta más fácil adentrarse en la historia. En este caso, La Prudencia es la protagonista. Aunque sería más correcto denominarlo miedo. El miedo se apodera de las protagonistas, Margarita y Trinidad. Una noche de fin de año pelean por quién es la que se encuentra más enferma y esperan con poco ánimo de fiesta que llegue el momento de las uvas. Todo se perturba cuando tocan a la puerta. A partir de este momento, se transforman. El miedo las ha invadido por completo y especulan sobre quién puede ser el que está tocando y qué podría pasar. Dibujan en sus mentes escenarios posibles, pero sin la certeza de que ninguno de ellos pueda ocurrir realmente. Un sentimiento generalizado en la sociedad. Los medios de comunicación y los estándares sociales crean miedos e inseguridades que acaban por imbuirnos y tomando las decisiones por nosostros, limitando nuestra voluntad y capacidad de disfrutar.

El momento más peligroso es cuando el miedo te permite hacer daño a los demás y llegar a perder lo que querías, lo que les ocurre a Margarita y Trinidad con su amiga Nina, quien realmente había tocado a la puerta. Margarita y Trinidad viven una pequeña metamorfosis guiada por su pánico a sufrir, parecían inofensivas pero la falsa necesidad de defenderse las transforma en seres despreciables.

La reflexión, sobre hasta dónde somos capaces de llegar atrapados por el miedo y como este es capaz de domarnos, se acompaña durante los 60 minutos de función de un particular humor negro que alcanza lo surrealista en algunas situaciones. Aunque propiamente no deberíamos definirlo como absurdo, sí se acerca a la distopía en cuanto a la deshumanización de los personajes y la representación a través de ellos del declive como sociedad.

El elenco, especialmente Susana Inés Pérez y María Resano, es capaz de mostrar la transformación de los personajes, de intimidar al público y, sobre todo, de contagiar el miedo. La intimidad de la sala y sus interpretaciones evitan que se salga de la obra e, incluso, invita a sentirse partícipe.

Menos es más. Una manida frase que le encaja perfectamente a La Prudencia, que pese a ser una modesta producción, consigue transmitir lo esencial, la semilla del teatro, las sensaciones que te llegan a través de las interpretaciones y, como el miedo, se apoderan de ti.

Crítica realizada por Esperanza Hernández

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