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27.01.2023 Críticas  
Hasta aquí

A punto de despedirse de la sala Nueve Norte Teatro de Madrid llego a M.A.R.I.L.U.L.A., de Lena Kitsopoulou, con dirección de César Barló e interpretada por Olga Goded, breve propuesta existencialista con voluntad de refulgente optimismo.

Ella (Olga Goded) se despierta pidiendo mentalmente sus cinco minutitos más en la cama de su pequeño estudio. Cinco minutos que prolonguen el estado de descanso, silencio y oscuridad que le regala el sueño. Cinco minutos más será su última petición a la vida, mientras espera la llegada de un amante que no llegará, o al que realmente ni siquiera espera ya. El timbre de la puerta, la alarma del despertador, las notificaciones del teléfono son todas las señales que ella necesita para decidir que ha llegado el día de dejar de tomar el cocktail de pastillas diaria para tomar la monodosis determinante de M.A.R.I.L.U.L.A.

M.A.R.I.L.U.L.A. es una propuesta fácil en forma pero difícil de digerir, no como la píldora de toma única que da nombre al montaje. Entra fácil, la experiencia se hace llevadera, pero la pesadumbre comienza a envolver al texto, y el desconcierto hace aparición, y de pronto hay un final que da paso a un epílogo que ya es una propuesta escénica en si mismo, curioso, casi un salto cualitativo de una stand-up comedy, con intención mas allá de solo provocar la hilaridad, pero que llegados a ese punto a mi me descoloca.

César Barló hace aquí una labor de dirección que da margen a la actriz para disfrutar del proceso y hasta por momentos ver destellos de cierta improvisación. El uso del espacio, acotado, delimitado, equipado con lo básico para alimentar a ese alma que no quiere abandonar a la protagonista ni una vez difunta; es un estado mental, la propuesta clara de que Ella ha pasado a alimentarse del arte que le rodea: los libros, su pintura, tangibles pero etéreos. Su existencia es líquida, y con la única ventana al exterior de un ordenador que no responde y un teléfono móvil que le saluda en cada mensaje y le pauta cuándo debe salir de su ensoñación y letargo.

Olga Goded se apropia de las palabras de la autora, Lena Kitsopoulou, y defiende esta propuesta de existencialismo funesto que vira en comedia sobrenatural y del absurdo. La presencia de Goded es más cándida que las palabras de su protagonista, y algo no me termina de encajar en visualizar a esta mujer cansada, determinada a tomar la M.A.R.I.L.U.L.A. porque se lo ha propuesto y pasa de sufrir, o sufrirá, como la María Jiménez del «Se acabó», vacía y sola, desahuciada en el olvido, no dispuesta, en este caso, a luchar contra la muerte, para que ahora ya su mundo sea otro.

Crítica realizada por Ismael Lomana

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