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08.02.2022 Críticas  
Posiblemente, tú hubieses hecho lo mismo

La Villarroel de Barcelona programa hasta el 13 de febrero la obra Qui estigui lliure. Un espectáculo escrito y dirigido por Xavi Buxeda que explora conceptos como la homofobia, la violencia o el perdón. Paula Jornet, Pau Escobar y Nil Cardoner interpretan a sus protagonistas.

Desde que eran pequeños, Pol, Àlex y Carla, dejan pasar las horas en una zona abandonada del barrio. Parece que nada los puede separar hasta que uno de ellos se ve involucrado en una agresión homófoba. Ahora prueban de descubrir si es posible reconciliarse mientras reniegan tanto de la violencia como de su propia identidad.

Según Xavi Buxeda, el punto de partida de Qui estigui lliure es, efectivamente, que se habla de una agresión homófoba. Una agresión dura y sin sentido que nos pone los pelos de punta cuando se explica. Pero, ahondando en la obra, nos damos cuenta que no solo se habla de una agresión. También se habla del punto clave en el que esta violencia se gesta, se enquista y desparrama sin control. De cómo nos percibimos a nosotros mismos en tan temprana edad de cambio, de cómo nos afectan los actos de nuestros allegados, etc… Y, sobretodo, de cómo la humanidad esconde sus pensamientos y acciones para que otros no los juzguen. Porque sentirse juzgado es incomodo.

Buxeda ha sabido jugar hábilmente con la incomodidad que tanto el texto como la acción actoral ahonda en el público. El autor y director nos muestra contadas partes de la vida de tres adolescentes cuya relación entre ellos no es franca. Se suponen amigos pero ¿realmente se conocen?. Cada tarde, los tres se encuentran en un descampado en el que hablan y se relacionan, pero no se nos muestra todo lo que hay. Hay episodios de este tiempo marcado que no vemos. Parece que, entre ellos, no son sinceros. Una cosa es lo que dicen y, otra, lo que callan; ya sea por miedo o por precaución. Como tampoco es sincero lo que piensan de ellos mismos. Así presenciamos una relación llena de vacíos que nunca será perfecta y de la que nunca podremos extraer una idea en conjunto como público; ya que, por vivencia personal, cada uno de nosotros podemos llenar los vacíos de la historia de formas distintas. El juego que nos presenta Buxeda es oro en el tramo de la historia no explicada.

Destacar que la interpretación de Paula Jornet, Pau Escobar y Nil Cardoner es sencillamente brutal. Aun defender personajes en apariencia seguros de sí mismos (casi todos) y con unas ideas claras, podemos ver que la vulnerabilidad les puede. Todos sufren internamente por los cambios que están experimentando. Pero no hablamos de cambios físicos, hablamos de cambios psicológicos. Su corta adolescencia les lleva a plantearse quiénes son, cómo son y qué quieren hacer. Sienten esa presión constante de llegar a un standard y sienten que pueden defraudar. Alguno de ellos se sorprenderán de sus acciones y sus esquemas se romperán al no reconocerse. Su amistad se resquebraja poco a poco a causa de una acción de odio ocasionado por uno de ellos.

Paula Jornet, Pau Escobar y Nil Cardoner hacen que nos enamoremos de sus personajes y queramos cuidarlos aunque sus acciones no sean las correctas. Aun odiar al personaje que comete la atrocidad, tendemos a intentar comprender su dolor y cómo ello afecta a los demás en un entorno/momento nada propicio. A su vez, comprendemos las reacciones de sus «amigos» quienes sufren por no saber cómo reaccionar en un tema que les afecta directamente. La empatía que generan y trasmiten al público es tan atrayente que hace que nos planteemos varios puntos de vista como posibles soluciones; incluyendo las más oscuras.

En la parte técnica, remarcar el trabajo de diseño de iluminación creado por Jordi Berch y diseño de escenografía creado por Mariona Ubia. Ambos nos aportan una carga emocional adyacente a la historia que nos aporta lo necesario para ahondar aun más en la psique de sus protagonistas. Ellos están igual de destruidos y abandonados que ese solar lleno de chatarra. Y sus mentes volátiles cambian constantemente entre los claroscuros de la felicidad resplandeciente y la oscura soledad.

Qui estigui lliure es una de esas obras que te dejan sin palabras, de las que cuesta escribir. De las que sabes que vas a ver y, aun prepararte para ello, sales destruido internamente de la sala pensando que, posiblemente, tú hubieses hecho lo mismo.

Crítica realizada por Norman Marsà

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