Al fin he podido cumplir la promesa que le hice a E. para que en cuanto QuitamiedoS pasase por el Teatro de la Abadía de Madrid, iría a verla sin falta. Burocracia post-mortem, ángeles custodios, un punto negro, y el primer y último encuentro de dos personajes que se dirigen la mirada tras cuarenta y un años juntos.
Iñaki Rikarte escribe y dirige a Jesús Barranco y Luis Moreno en esta producción de Kulunka Teatro que ha costado que llegue a Madrid por la actual crisis sanitaria en la que estamos sumidos. Un ángel custodio y un hombre en transición de abandonar su antiguo yo tras sufrir un accidente de tráfico y atravesar ese QuitamiedoS del título. La tan literal escenografía y vestuario es de Ikerne Giménez y la composición musical y espacio sonoro de Luis Miguel Cobo hacen que la audiencia comparta esta carrera contratermómetro en un montaje que tiene cabida para todos los géneros en si mismo, donde la tragedia, la comedia, el drama, o el thriller van sucediéndose en el arcén de esta carretera.
Habiendo reposado un poco QuitamiedoS, hay mucho de western en estos dos personajes fronterizos, con poco que decirse pero mucho vivido donde el duelo final es un duelo doble por la pérdida de alguien querido y un enfrentamiento desesperado ya que ambos tienen poco que perder ya. Jesús Barranco es un embaucador como actor, que consigue meterte en su bolsillo y vapulearte a su antojo, y este ángel custodio es el primer “teatro de texto” en que le disfruto, acostumbrado a verle en los montajes de números imaginarios y de considerarle parte de mi familia teatral, sin conocernos siquiera (La cena del Rey Baltasar tuvo mucha culpa de ello). Luis Moreno es un magnífico cuerpo presente asimilando su nuevo papel en la no-vida y enfrentándose a su Ángel de la Guarda.
El juego que plantea y ha creado Iñaki Rikarte, jugando con el espectador a reasimilar la iconografía e imaginario cristiano que aún nuestra generación lleva en su ADN es genial, y muestra de que no todo está contado ya. Su organización en forma de escenas iluminadas por los faros de los coches, y lúcidas en su contenido dramático quizás resta fluidez o como me comentó L. “le quita algo orgánico a la trama” pero quizás sea un fallo nuestro de percepción mas que una falta que achacarle a QuitamiedoS a la que poco malo se le puede sacar.
Crítica realizada por Ismael Lomana
