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18.12.2019 Críticas  
Corsario Camarena

Se estrena en el Teatro Real una de las óperas más endiabladas de la historia. Il Pirata de Vincenzo Bellini, con una partitura de gran dificultad, llega al Real en una coproducción con el Teatro alla Scala de Milán en el que destaca Javier Camarena en uno de los retos más importantes de su carrera y que se salda con ovación.

En 1827, Bellini se consagró con esta ópera. Su búsqueda de nuevos lenguajes y territorios musicales le llevó a componer una de las óperas más difíciles de interpretar hasta el momento. Su rango de agudos y graves, sus cambios de ritmo, ponen a prueba a los mas talentosos cantantes. El papel de Imogene se ha reservado a grandes sopranos, siendo Maria Callas y Montserrat Caballé de las pocas que lo pudieron defender con nota. Aquí Sonya Yoncheva consigue llegar a unas notas imposibles. Su momento de la locura es de los que pasaran a la historia del Teatro Real, pocas veces el silencio y la reverencia son tan absolutos. Se palpaba la atención, no nos atrevíamos ni a respirar.

Pero sin duda unos de los grandes atractivos de poder ver por fin Il Pirata en Madrid es la participación de Javier Camarena, uno de los mejores, sino el mejor, tenores de nuestros tiempos. Su Gualtiero se lleva merecida ovación. Es tan difícil lo que Camarena hace en escena, hay tantos momentos irrepetibles que solo recordarlo mientras escribo me eriza la piel. Es indescriptible la sensación de escuchar esa bellísima música acompañada del hacer de Javier Camarena. Impagables y emotivos momentos. Parpadear estaba prohibido.

Il Pirata es una historia eminentemente romántica. De amores resignados, de amantes que vuelven cuando se les creía muertos, de celos enfermizos, de la locura del amor. Lo que viene a ser una historia de esas que se disfruta de principio a fin. El montaje que se ha estrenado en el Real es de una calidad asombrosa. Una vez más el impecable Coro Titular del Teatro Real tiene buena culpa de ello. ¿Hay algo que se le resista a este Coro? Simplemente espectacular.

La dirección de Emilio Sagi y la escenografía de Daniel Bianco consiguen un mar embravecido, con un excelente juego de proyecciones y reflejos metálicos. Consiguen ampliar el ya de por si inmenso escenario del Real hasta el infinito. Colores blancos y negros en el vestuario. Un lujo a la vista que se ve perfeccionado por la exquisita interpretación de la orquesta dirigida por el maestro Maurizio Benini.

Son tantas las virtudes de este montaje de Il Pirata que es difícil destacar alguno. Pero los momentos en los que coinciden en escena los personajes de Imogene, Gualtiero y Ernesto son imborrables. Yo casi calificaría de histórico este Il Pirata que se está viendo en el Real estos días. Disfrutar y emocionarse con una de las más bellas óperas de la historia y con un montaje al que pocos peros se le pueden poner. Dejarse llevar por la enrevesada y bella música es simplemente un placer casi lujurioso.

Crítica realizada por Moisés C. Alabau

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