Prorrogada todo el mes de diciembre en El Umbral de Primavera, Zorras de Patio de Alma Vidal nos cuenta una historia que ya hemos visto con anterioridad, pasada por el tamiz del feminismo, los nuevos modelos de masculinidad, y aroma clásico, agradable al paladar.
Gonzalo (Marc Bonnín), vive en una casa donde el respeto a las tradiciones impuesto por su padre (Ricardo Álvarez), le encorseta tanto a él como a su hermano (Adriel Molina), en un universo rural distópico donde las Diosas (Alma Vidal, Laura Yannone y Olympia Sotelina) manejan los hilos de la existencia de los mortales. Dos amores que parecen imposibles por clase (Pablo Sevilla) o por ideal (Tarik Saornil), se encuentran en juego para esta familia controlada por un patio en el que todo se sabe, y matan zorras todos los días.
Zorras de Patio es un drama rural contemporáneo, con toques futuristas o terriblemente contemporáneos, en el que se cuela el drama clásico, sin llegar a tragedia griega, por la presencia de esa cohorte de Diosas que manipulan a unos hombres a la merced del nuevo orden, donde las mujeres han tomado el control, y el heteropatriarcado ha muerto. Alma Vidal ha escrito un ‘El Cuento de la Criada’ valiente y por el momento, tristemente utópico, donde, indexando todo lo que conocemos del teatro clásico, y todas las actitudes y circunstancias que han rodeado a los personajes femeninos en la literatura dramática contemporánea, sufre una inversión de los polos, y son ahora los hombres los que se ven sometidos a las decisiones tomadas en su nombre, por sus mujeres: matrimonios de conveniencia, labores del hogar, trabajos desempeñados por un sexo referente…
Todo el establishment es reventado por la voz de Alma Vidal, en una especie de drama lorquiano, aún más feminista, con intervenciones divinas, a la forma de la mitología clásica. Zorras de Patio tiene ecos de Federico García Lorca, que me gustaría que fuesen totalmente voluntarios y orgullosamente esgrimidos. El elenco levanta un proyecto de alma clásico, con aires contemporáneos, con corrección y entusiasmo, donde destacan la autora como Diosa, y Pablo Sevilla, muy desenvuelto como una Poncia moderna, con alma de Novia, y espíritu de Yerma.
Me es imposible no hacer referencia a Lorca, cuya voz resonaba en mi cabeza durante toda la función, y me quedo con ganas de saber más de este universo de patios y hombres preocupados por el qué dirán, y la identidad del asesino de zorras que atemoriza a esas comunidad que en mi cabeza asocio a lo rural. Es quizás esta falta de antecedentes, o ubicación espacio temporal el que me impide sumergirme del todo en el universo concebido por Alma. Siempre achaco que la sobreexplicación de ciertos autores contemporáneos, merma la calidad de sus textos, pero en este caso, vería necesario un prólogo que me preparase para un entorno politeísta y andrógino en el que va a acontecer una historia de amor imposible.
Con todo y con esto, y el éxito de público que todas las semanas hacen que El Umbral de Primavera llene localidades con estas Zorras de Patio, Alma Vidal es ya un nombre a seguir, como fuerza creadora de la escena contemporánea, de la que seguro podremos disfrutar, en, espero, un futuro parecido al que aquí concibe, de toda una evolución interesantísima y prometedora.
Crítica realizada por Ismael Lomana
