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27.03.2019 Críticas  
What a feeling…

Flashdance El musical llega al Teatro Tívoli de Barcelona como inicio de su gira estatal para presentar una historia que todos los que tenemos cierta edad deberíamos conocer. El espectáculo está basado en la mítica película de Paramount Pictures; uno de los films más taquilleros de la década de los ‘80, galardonado con premios Oscar, BAFTA, Globo de Oro y Grammy.

Flashdance El musical es la primera producción de Selladoor Worldwide en España, responsable de musicales de éxito como Jersey Boys, Footloose The Musical, The Producers, Avenue Q, Little Shop of Horrors, Monty Python’s Spamalot, Fame, Madagascar o The Wizard of Oz. Selladoor ha participado también en Moulin Rouge The Musical y este año estrenará Roxette El Musical.

Con todo este background, todo indica que el musical se convertirá en un éxito de público (y lo está siendo). Pero aunque hay que agradecer muchas cosas que vivimos en el espectáculo (sobretodo en la parte de baile, como no podía ser de otra forma. ¡Gracias Vicky Gómez!); hay otras decisiones en el show que no llego a comprender.

Para quien no lo conozca, Flashdance El Musical explica la inspiradora historia de Alex Owens, una chica de 18 años, soldadora de día y bailarina de noche, que sueña con ir a la prestigiosa Shipley Dance Academy y convertirse en una bailarina profesional. Cuando un romance complica sus ambiciones, lo aprovecha para impulsar su sueño, pero no sin antes superar obstáculos y conflictos que pondrán a prueba su determinación y que harán tambalear las paredes de su mundo. El musical, está basado en la película (no musical) de Paramount Pictures (con guión de Tom Hedley y Joe Eszterhas, con historia de Tom Hedley) donde nos presentan un alegato a la superación personal, el poder de aferrarse a los sueños por encima de todo, la fe sin límites, casi capaz de ser eclipsada por una fuerte historia de amor imposible entre dos personas, con vidas muy diferentes, de diferente clase social y raíces radicalmente opuestas.

El espectáculo musical se estrenó en 2008 en Plymouth (Reino Unido) y posteriormente pudo verse en el West End londinenese; antes de iniciar producciones en otras ciudades por todo el mundo como Alemania, Austria, Canadá, Corea del Sur, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Países Bajos, Reino Unido, República Checa, Suecia o Suiza. Aunque la producción de Broadway estaba prevista para estrenarse a finales del 2012, tras varios aplazamientos la producción fue cancelada. Finalmente, Flashdance debutó en Estados Unidos en forma de tour que dio comienzo el 28 de diciembre de 2012 en el Stanley Performing Arts Center de Utica y estuvo en la carretera durante año y medio, terminando su andadura el 8 de junio de 2014 en el Ed Mirvish Theatre de Toronto, Canadá. De cara al estreno estadounidense, el libreto y las canciones sufrieron importantes cambios respecto a la versión que había podido verse en el West End.

Y por lo que parece ser, en materia de cambios, en Barcelona ocurre lo mismo, ya que la primera parte del show es demasiado extensa. La historia se alarga de una forma inesperada hasta su entreacto haciendo que el público se impaciente de una forma innecesaria. Tras el intermedio, la segunda parte no dura más de 30-45 minutos. Esta decisión hace que la historia llegue a cansar en la primera parte y que casi ni te des cuenta de la rápida resolución de conflictos de la segunda.
Comprendo la decisión de explicar todo en la primera parte y el querer llegar al mítico momento de la ducha de agua que todos tenemos retenidos en nuestra memoria y que podemos ver como imagen del cartel. Pero tal vez hubiese sido más acertado acortar escenas o moverlas a la segunda parte para finalizar la primera con algún que otro momento álgido de baile; dejando la ducha de agua para el inicio del segundo acto. Supongo que la «ducha» es mejor realizarla al final de la primera parte; ya que es más sencillo para producción y actriz el realizar el cambio de escenario, vestuario, etc. con un descanso de por medio que no en pocos minutos. Algo totalmente comprensible. Pero, si es así, deben realizarse cambios en escenas que hagan la primera parte más llevadera y que permitan acortar su duración.

En referencia a la interpretación, he de decir que Chanel Terrero está correcta en el personaje. Es difícil disponer de una actriz que sea capaz de actuar, cantar y bailar como ella lo hace. En el mundo del musical aun se prioriza el canto y la actuación por delante del baile porque, quieras o no, el baile y las acrobacias no es algo que se pida para interpretar un personaje (para ello están los bailarines y bailarinas). Pero aquí, en Flashdance, el baile es una gran parte del show y hay que tenerlo en cartera para poder llegar a buen fin. Chanel Terrero lo tiene; ella es bailarina. Efectivamente, en ello se basa gran parte del personaje que interpreta pero sí es verdad que en las otras facetas, actuando y cantando, le es necesaria un poco más de dirección actoral. En algunos momentos no vemos ese arrojo que Alex Owens tiene. Ese ímpetu de vivir el hoy y luchar por lo que desea. Supongo que una vez se asiente el personaje, Chanel se dejará llevar y podrá jugar un poco más con estas acciones y decisiones actorales.

Por otro lado, lo mismo ocurre con sus compañeros de escena. En varios momentos, los personajes carecen de profundidad y se les ve algo perdidos. Sin fuerza. Algo que no ocurre con dos personajes de la obra: Hanna y Gloria, Olga Hueso y Clara Alvarado, respectivamente. Olga Hueso nos presenta un corto y entrañable personaje que hace que nos enamoremos de ella con las pocas escenas en las que aparece. Lo mismo ocurre con Gloria, Clara Alvarado, quien nos encandila bajo el título de «la amiga de…» y, cuyo personaje, se impone sobre el principal de una forma abrumadora. Su historia, incluso, es más interesante que la de la protagonista del musical. Algo que, por guión, ya hace que le prestemos más atención y le demos más importancia.

Pero si algo debemos alabar en Flashdance El Musical son las coreografías de Vicky Gómez. Un trabajo exhaustivo y duro que ha tenido que realizar con todo el cuerpo de baile que nos deja con la boca abierta cuando suena la música. A mi parecer, ellos son la parte más importante del show. Destacar a María Reina y su energía constante medida con un control coreográfico como no he visto en mucho tiempo y, a Javier Vachiano, cuyo master en acrobacia y control de peso del cuerpo me dejan sin palabras.

Lo único que eché en falta en la coreografía ideada por Vicky Gómez fue el riesgo en el momento del baile final de Alex Owens. ¿Dónde está el hip-hop y las acrobacias en «What a feeling»? Se supone que Alex Owen aprende a bailar en la calle, que es justamente lo que nos muestra el cuerpo de baile. Ese aprendizaje se transfiere a su audición para la academia de artes y es lo que enamora al jurado en un mundo marcado exclusivamente por el baile clásico. Eso es lo que lo hace el final tan espectacular. En su defecto, encontramos un baile final muy light que no es acorde a lo esperado.

En definitiva, Flashdance El Musical ha llegado a Barcelona estrenándose de una forma algo precipitada; ya que este tipo de cambios y decisiones se ven y se solucionan en las funciones previas al estreno.

Crítica realizada por Norman Marsà

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