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10.11.2018 Críticas  
En primera persona

Relato estremecedor de la caida a los infiernos de un trastorno maníaco depresivo. Contado sin edulcorante, duro y extenuante. La Sala Margarita Xirgu del Teatro Español acoge el aclamado montaje de Mark Lockyer, que cuenta y teatraliza en primera persona su propia experiencia. Agotadora experiencia tanto para el intérprete como para el espectador.

Recibe al público con una nerviosa sonrisa, ofrece té y pastas, todo muy británico. Relaja la atmósfera para lo que se le viene encima al espectador. El torbellino emocional al que va a someter al respetable merece un preámbulo distendido. Living with the lights on (viviendo con las luces encendidas) cuenta la aparición de un trastorno maníaco depresivo, sus terribles consecuencias y la controlada recuperación.

Mark Lockyer, reputado y reconocido actor británico se hallaba en 2008 en la Royal Shakespeare Company interpretando el papel del Mercuttio en Romeo y Julieta. El trastorno apareció en esa época, olvidándose del texto y actuando de manera errática en escena. La enfermedad disfrazada de amigo diabólico se le aparecía y le hablaba. Le impulsaba a locuras y autolesiones. Ingresado en una institución mental, arruinado, abandonado. Finalmente pudo hacerle frente al diablo, escupirle y dejar de oírle. Pero las secuelas siguen, y las consecuencias de algunos de sus actos le perseguirán de por vida.

Encontrar un montaje en el que lo que se cuenta ha sido vivido por el mismo actor que lo interpreta no es algo usual. Si al hecho singular se le suma la dureza del relato, entonces el montaje traspasa el acto teatral. Nos encontramos ante una confesión. Cierto que dramatizada y coreografiada pero que exuda verdad en cada lapidaria confesión. La capacidad actoral de Mark Lockyer es inusual. El gesto, la mueca, la descomposición de su propio personaje deja al espectador agotado. Es tal el esfuerzo, tan real el relato, que por momentos uno llega a sufrir por la integridad del mismo actor. Tremendo acto de valor revivir noche tras noche un episodio tan traumático como doloroso. En la caída a los infiernos Mark se llevó por delante a amigos, novias, familia. Su total abandono humano, tal y como está contado, es de una terrible dureza. Conmueven sus intentonas de suicidio, sus conversaciones con DM (la enfermedad disfrazada de Lucifer)

Living with the lights on es un canto de esperanza en una situación extrema. Es dar luz y voz a un trastorno que afecta a miles de personas. Podemos ver algo de lo que ocurre en la mente de los afectados y lo duro que es vivir con ese amigo al lado. Una experiencia que deja un sabor a sudor y vértigo.

Crítica realizada por Moisés C. Alabau

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