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02.11.2018 Críticas  
Juntos en la Gran Vía

La realeza ha llegado a los escenarios madrileños. Anastasia, la Gran Duquesa Romanov, se alza como nueva dueña de la Gran Vía (con permiso de El Rey León). El nuevo musical de Broadway llega a la capital española convirtiéndola en la primera ciudad Europea donde el espectáculo llega tras su éxito en Nueva York.

Quien más quien menos, conocemos la historia de Anastasia. Más concretamente, conocemos la película de animación del 1997 que expuso al gran público el relato sobre la vida de la Gran Duquesa Anastasia Nikoláyevna de Rusia que consiguió escapar de la revolución que masacró a su familia.

Sin poder recordar su pasado por una amnesia, Anya, una joven pobre, huérfana y vagabunda, trata de sobrevivir en una Rusia que se recupera a marchas forzadas de una revolución. Allí conocerá a Dimitri y Vlad, unos pillos que anteriormente trabajaban en palacio y que, ahora, tratan de reclutar a una joven que se parezca a la Duquesa desaparecida. Su intención es prepararla y presentarla como la desaparecida Anastasia a la única persona que queda con vida de la familia (su abuela, La Emperatriz viuda). Obviamente, su idea principal es ganar dinero y dejar la denostada Rusia pero Anya lo cambiará todo. Aún así, no será fácil. El régimen se ha enterado que hay una chica en San Petersburgo que podría ser la desaparecida duquesa y temen que reaparezca y tire por tierra todo lo conseguido desde la aniquilación de la familia real.

La redacción de EnPlatea acudimos a uno de los estrenos del musical y, aviso, salimos maravillados del espectáculo. De nuevo, Stage Entertainment ha conseguido trasladar la magia de Broadway a la Gran Vía de Madrid con un espectáculo al que muchos le tenemos especial cariño. Anastasia fue una de las películas de nuestra infancia más tardía y, no íbamos a perder la oportunidad de personarnos en el teatro y revivir una historia que nos fascinó de niños.

Entrar en el Teatro Coliseum es sencillamente especial. Atraversar las puertas de la platea y vislumbrar directamente el telón del escenario prevé una función que nos evoca a un viaje mágico. Un viaje que estamos a punto de presenciar en el que visitaremos Rusia y París desde la butaca y que, por lo que podemos ver, técnicamente, lo vamos a disfrutar mucho.

El despliege técnico que se ha realizado en el Teatro Coliseum de Madrid es de alabar. Un escenario dividido en tres áreas, ayuda a explicar la historia de Anastasia de una forma sin igual. Así veremos dos plataformas laterales que incluyen unos grande ventanales giratorios (y algunas otras sorpresas que no desvelaré); una parte central, también giratoria, que incluye un arco que forma parte de la estructura de Palacio que solo aparece cuando es absolutamente necesario para la historia; y un fondo de escenario con la pantalla Led más grande que hemos visto en un teatro, que nos transportará al lugar de la acción de una forma sorprendentemente rápida.

Gracias a las plataformas giratorias, el atrezzo utilizado en la obra aparece en escena cambiándola totalmente en cuestión de segundos y, en algunas ocasiones, casi sin apreciarse. Por otro lado, la pantalla de fondo de escenario es un tema aparte. La calidad de los montajes de video (diseñados por Aaron Rhyne) creados para el escenario se disfrutan al milímetro en ella. Destacar el hipnotizante viaje en tren que combina a la perfección la plataforma giratoria y la pantalla y, el final del primer acto, cuando Anya llega por fin a París. Ese momento es extraordinario. La combinación de escenografía (diseñada por Alexander Dodge), el juego de luces (diseñado por Donald Holder) y el trabajo de vestuario (diseñado por Linda Cho), maquillaje y peluquería (diseñado por Charles G. LaPointe) hacen que Anastasia te lleve a París y a donde ella quiera.

Pero un musical como Anastasia necesita un buen elenco para ser creíble y aquí entra en escena Jana Gómez. La actriz catalana, que hasta hace poco vimos formando parte del éxito musical Casi Normales, da el salto a primera línea de focos con su primer personaje principal. Efectivamente, muchos dirán que Jana ha realizado personajes principales en el mundo del musical pero, hasta ahora, no había sido el centro de atención de uno tan grande como Anastasia. Jana lleva sobre sus hombros todo el peso de la obra, ya que, solo en contadas ocasiones, la actriz no aparece en escena. Es más, durante toda la primera parte, Jana está siempre en escena llevando un nivel de actuación y canto imparable.

Junto a ella, encontramos a Iñigo Etayo y Javier Navares, Dimitry y Vlad, respectivamente; los dos pillos que convencerán a Anya para hacerse pasar por Anastasia. Ambos actores se complementan perfectamente como pareja teatral en todo momento, mostrando una complicidad maravillosa que nos hace querer ver más de ellos. No ocurre así con Anastasia.

Pero si hemos de hablar de complicidad y química respirable, esta es la que crea Vlad (Javier Navares) con la Condesa Lily (Silvia Luchetti). Un fantástico momento en escena de ambos que hacen que sonrías como un tonto cuando Vlad la corteja y, ella, se deja (o no) cortejar. El control de Silvia Luchetti con este personaje es sencillamente fascinante. Queremos ver más de ella, y el momento en el Club Niva es para hacer un «standing ovation». Ambos, Vlad y Lily, junto al elenco, nos muestran un momento que recordaremos durante mucho tiempo. Si bien es cierto que Luchetti atiende un personaje secundario, la importancia del mismo es cabal para la historia y Luchetti ha sabido muy bien cómo explotarlo; convirtiéndose en uno de los personajes más recordados de la noche. ¡Brava!

Por otro lado, tenemos a dos personajes importantes en la historia que debo destacar: Gleb y La Emperatriz viuda. Gleb, interpretado por Carlos Salgado, cuya seductora interpretación hace que queramos saber más del personaje, nos deja, por guión, un poco extraños al final de función. El trabajo del actor es excelente. Sinceramente, interpreta una de las partes más difíciles de la obra, ya que debe sostener la difícil escena para que la obra no decaiga. Aun así, Salgado sale airoso en una zona de guión complicada y que resuelve la historia de una forma totalmente abrupta. Aún esta dificultad añadida, el actor brilla en su odiado personaje. Por otro lado, Àngels Jiménez nos presenta a La Emperatriz viuda, la abuela de Anastasia y única superviviente de la familia. Jiménez ejecuta un personaje en momentos ilusionado y, en otros, atormentado por la búsqueda del último resquicio de su familia. Jiménez está brillante en muchas de las escenas, como en la conversación con Anya antes que ella decida marcharse ante su negativa a atenderla.

Pero si hay algo que sea imprescindible en este espectáculo es el elenco de actores, actrices y bailarines que acompañan a los principales. Iniciando el repaso por los magníficos personajes infantiles (Alejandra Mateos, Daniela Bravo, Inés Gómez, Luna Herranz y María Aparicio) cuyo que aplomo en el escenario es admirable, podremos ver en el ensamble de cantantes multitud de caras conocidas (Andrea Currello, Diego Rodríguez, Juan Bey, Marc Flynn, María Arévalo, Marta Malone, Rafael Granados y Xènia García). A muchos de ellos los hemos visto protagonizar musicales y no hay duda de su buen hacer. El coro funciona de forma asombrosa. Con una dicción coral admirable, interpretan multitud de personajes. Sus cambios rápidos de personaje sorprenderán al público al verles aparecer de nuevo en escena al poco de tiempo. Por otro lado, también podemos disfrutar de un ensamble de bailarines que brillan con luz propia sobre el escenario del Coliseum (Jaime Soriano, Alberto Escobar, Anna Coll, Antonio Fago, Esteban Verona, Morena Visci, Paula Arévalo, Pep Guillem, Rosa Planchart y Vivec Llera). Anastasia no sería lo mismo sin todo el trabajo que hacen para llevar a la vida esta fantástica historia. Junto a ellos, mención especial merece la orquesta en directo (Borja Arias, Alvaro Ortega, Gonzalo Fernández, Joaquín Molina, Alejandro Gil, David Mallo, Luis Merino, Antonio Ambite, Ernesto López, Fani Fortet, Anna Follia, Luis Mañas y Mireia Pla) dirigida por el maestro Xavier Torras. Un regalo para nuestros oídos en una claridad sonora perfecta. Magnífico escuchar «Una vez en diciembre» con tal nivel sonoro. Geniales.

En definitiva, Anastasia es un «Must» en la Gran Vía madrileña. Un espectáculo que debes ver, disfrutar, cantar y llorar mientras ves como tu película de animación se vuelve real delante de tus ojos.

Crítica realizada por Norman Marsà

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