El periodismo de sucesos existe desde que Caín mató a Abel y alguien decidió contarlo: ideas como esta daban inicio al monólogo de crímenes, de final sorprendente, de Juan Gamba. Con aire literario el actor desgrana, uno tras otro, siete relatos unidos bajo el título Cronista de sucesos. Muerte, tragedia y comedia se mezclan en el Teatro Lara de Madrid hasta el 14 de noviembre.
La íntima, y de estética decadente, Sala Lola Membrives es un espacio propicio para este texto rítmico que Andrés Berlanga y el propio Juan Gamba crearon basándose en obras de Dahl, Woolrich, Max Aub, Cinetto y Barros. La construcción resultante ofrece un paseo por historias de asesinatos retrocediendo para explicar las peculiares circunstancias que motivaron los mismos.
Con especial hincapié en la expresión corporal y el trabajo gestual, Gamba se mete en la piel de diferentes personajes para hablar, desde las motivaciones más profundas de cada uno, de cómo fue su proceso de descenso a la locura transitoria. Situaciones corrientes, con las que el público puede sentirse identificado, llevan a las múltiples personalidades escénicas de Juan Gamba a cometer atrocidades que se desarrollan con afectada interpretación y se hacen más interesantes minuto a minuto.
La sensación que provoca Cronista de sucesos es similar a la de estar leyendo, página a página, una curiosa novela policiaca llena de ironía. De entre los aciertos de esta apuesta alternativa destaca su vocación de imitar, en cierta manera, el aire cinematográfico de un thriller clásico. El apoyo musical con toque jazz, y una sencilla iluminación exprimida al máximo, añaden carácter y sirven para marcar inicio y fin de la autopsia de cada crimen.
Posibles falanges amputadas, cabezas que hablan, muertos que reviven para aclarar su propio final… Una maraña de cuentos de novela negra que juegan con el mundo que puede haber detrás de las frases interesadas de una crónica sensacionalista. Creativa forma de crear intriga y dibujar una sonrisa con la palabra como recurso principal.
Crítica realizada por Raquel Loredo
