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21.09.2018 Críticas  
Un detective en Madrid

El curioso incidente del perro a medianoche, basado en la novela del británico Mark Haddon, llega al Teatro Marquina de Madrid bajo la dirección de José Luis Arellano y con un protagonista de lujo: Álex Villazán.

Se trata una adaptación teatral –a cargo de Simon Stephens– de la novela homónima que ha vendido más de dos millones de ejemplares en todo el mundo y que narra la historia de Christopher Boone, un niño de 15 años con trastorno autista y una extraordinaria capacidad intelectual que decide investigar la extraña muerte del perro de su vecina. Su peculiar visión del mundo, la relación con sus padres y, sobre todo, con su profesora da lugar a una conmovedora historia de superación bien llevada por todos los que forman parte de este espectáculo. No es fácil teatralizar algo así y que después de más de dos horas de duración queda un cierto sabor a tolerancia que tan necesario es en nuestra sociedad.

Christopher es un niño con Síndrome de Asperger –un subtipo de autismo- cuyas principales dificultades son las relaciones sociales, la falta de empatía y la comunicación; y que además se siente atraído por el orden y la clasificación de las cosas. La diferencia entre el síndrome de Asperger y los demás subtipos del espectro autista es que estas personas no presentan un déficit en su inteligencia. Tratar todo esto sin poner etiquetas es todo un logro y El curioso incidente del perro a medianoche sabe hacerlo, transmitiéndonos a la perfección y con muchísimo acierto un punto de vista del comportamiento humano prácticamente desconocido para gran parte de las personas y que ayuda a entender cómo piensa el niño, por qué reacciona cómo reacciona en determinados momentos y cómo vive su día a día. Y es que, no nos olvidemos, todos tenemos dificultades en mayor o menor medida.

Esto se consigue gracias a que es un personaje teatral brillantemente construido e interpretado con una naturalidad admirable por Álex Villazán. ¡Bravo! Su trabajo es potentísimo, a veces logra que se nos corte la respiración mientras nos invita a reflexionar sobre lo que estamos presenciando. Su actuación es para quitarse el sombrero. El resto del elenco formado por Marcial Álvarez, Lara Grube, Mabel Del Pozo, Carmen Mayordomo, Anabel Maurín, Boré Buika, Eugenio Villota, Alberto Frías y Eva Egido funciona con enorme conjunción en un gran ejercicio de sincronización que aporta un ritmo frenético a la obra, a veces en exceso, sintomático de una escenografía espectacular –visualmente hablando- a cargo del conocido escenógrafo Gerardo Vera. Una pieza que forma parte de un rompecabezas maravilloso que, en mi opinión, no acaba de encajar del todo.

Efectivamente, el despliegue de elementos nos deja con la boca abierta y se nota que todo está cuidado hasta el más mínimo detalle pero que, nostálgica de la sencillez con que Christopher narra su día a día en la novela, me parece excesivo. Un personaje que desde el primero momento me inspiró ternura a través de sus palabras y me hizo creer en la fuerza de la comprensión y superación en cada página y que ahora es eclipsado en algunos momentos por el llamativo despliegue de elementos que tiene lugar sobre el escenario.

La iluminación a cargo de Juanjo Vera acompaña en todo momento a esta divertida y conmovedora historia, abriendo espacios de luz distantes que esculpen perfectamente los rostros de los personajes y los diferentes lugares por los que va transcurriendo El curioso incidente del perro a medianoche. Una herramienta que otorga mucha fuerza y que se aprovecha en todo momento.

En definitiva, un regalo para los que somos fans del libro y un verdadero descubrimiento para quien no haya tenido la novela entre sus manos. Después de todo, yo invito a reflexionar sobre cuánto estamos dispuestos a hacer para no juzgar tanto y sí integrar a quienes también son parte de esta sociedad que es, no lo olvidemos, humana al fin y al cabo.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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