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28.04.2018 Críticas  
Hamlet domina el mundo a través de la pantalla grande

Hamlet es indiscutiblemente una de las obras más estudiadas y representadas en el mundo. Una mezcla entre demencia y drama envueltas en una historia de venganza que ayer llegó al cine comedia de Barcelona con una muy buena acogida. Nos encontramos ante una obra de teatro en conexión con el mundo entero y llevada a la pantalla grande desde el National Theater, Londres.

¿La trama? no tiene ningún misterio si has leído Hamlet, sin embargo, no faltan las sorpresas y la emoción. En su idioma original sin olvidar los subtítulos, para ayudarnos a entender mejor ese inglés de la época de Shakespeare, nos ponemos en la situación que el autor nos quería transmitir. Mientras un país se arma para la guerra, una familia se desgarra. Forzado a vengar la muerte de su padre, pero paralizado por la tarea que se le presenta, Hamlet está furioso contra la imposibilidad de su dilema, que amenaza su propia cordura y la seguridad del estado. Obra dirigida por Lyndsey Turner (Posh, Chimerica) y producida por Sonia Friedman Productions

Entramos en el cine y la gente toma su asiento, sesión no numerada, pero había sitio para todos a pesar de que las butacas eran un tanto incómodas para ver una obra tan larga. Se da inicio a la sesión de cine, se ve que es algo distinta, pues no huele a palomitas en la sala, parece que la gente se dejó los snacks para otro tipo de sesión. Comienza una breve entrevista con el Benedict Cumberbatch, si habéis visto Sherlock o The Imitation Game ya os suena su cara, el actor principal de la obra; nuestro Hamlet. Una entrevista breve pero muy interesante que nos acerca al actor y nos explica las curiosidades de realizar una obra tan antigua y cómo se acerca a un grupo de teatro infantil en el que intercambia puntos de vista con los chavales. En un principio te preguntas ¿cómo un actor de su nivel acude a unos niños? la parte impactante llega cuando los chicos le ofrecen su punto de vista maduro y sólido.

Empieza la obra y todo es entre confuso y divertido, desde una pequeña sala de cine estamos viendo las imágenes de un teatro enorme y abarrotado con caras sonrientes y ganas de ver Hamlet. El escenario, de dimensiones considerables, impresiona nada más ver la escena en la que la familia está comiendo en la sala y Hamlet está de pie poniéndonos en situación. El reparto más que acertado, los actores estaban metidos en su personaje transmitiendo cada palabra y haciéndote sentir con ellos amor, angustia, alegría, tristeza y hasta locura.

Un escenario tan grande no es fácil de conquistar, pero la actitud de los actores superó con creces la expectativa de los presentes. El decorado simplemente maravilloso; un escenario profundo y difícil de llenar estaba cuidado al detalle. Representado principalmente la sala comedor de una casa, tuvo cambios de decorado rápidos y fáciles de digerir, pues rápidamente tu cabeza sabía distinguir dónde se encontraban los personajes y sumergirte de nuevo en esa «nueva» ubicación. Efectos especiales que también sorprendieron al ver al padre de Hamlet visitarle desde el más allá; dulcemente terrorífico.

Benedict Cumberbatch sin duda la estrella de la noche, una interpretación que te lleva a la demencia del personaje empatizando con cada estado en el que se encuentra nuestro protagonista. Tenemos que decir que esta adaptación de Hamlet tiene toques modernos que resultaron difíciles de entender, pues el vestuario en un primer momento encaja con la época que nos imaginamos, sin embargo, vemos toques modernos que impactan a la vista; deportivas, mujeres con pantalón, ¡hasta una cámara de fotos! Lo cierto es que no pareció molestar al público en absoluto.

National Theater tiene un programa extenso de obras para transmitir al resto del mundo. Y lo cierto es que es un acierto, realmente te sientes parte del teatro ya que, como anécdota, escuchar a los asistentes del teatro toser y reír te hace salir del «modo cine» que tu cabeza tiene cuando entras en una sala. Después de todo, no siempre tenemos la oportunidad de acudir a un teatro como el National de Londres a ver obras del calibre de Hamlet.

Crítica realizada por Nina Delgado

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