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27.04.2018 Críticas  
Hablamos de perfección

Hablar de Gerónimo Rauch es hablar de nobleza, de arte y de humildad. Un artista. Con seguridad el mejor cantante de género musical en español, y uno de los mejores a nivel internacional. Poco se puede añadir a quien ha sido Jean Valjean y el Fantasma en el mismo West End londinense. Por una noche nos brindó su buen hacer en un concierto difícilmente olvidable.

El Teatro Rialto de la Gran Vía madrileña, esa Gran Vía en la que Gerónimo ha sido Jesucristo, Miss Sunshine y Jean Valjean, se vestía de gala para el regreso por una sola noche del gran Gerónimo Rauch. Los calificativos se quedan cortos para describir una velada inigualable. Expectación y muchas caras conocidas para arropar a este hombre que paraliza el tiempo cuando canta e interpreta.

Una banda de siete músicos aguardaba la aparición de Gerónimo. Y apareció entre el público, haciendo alarde de su sencillez, en un show nada guionizado, en lo que parecía más una reunión de amigos para cantar algunas de las canciones más representativas de muchos musicales. Con guiños al cine, interpretando míticas canciones del maestro Morricone (Cinema Paradiso y el tema central de La Misión) pasando a un exquisito medley de grandes clásicos del teatro musical, de Summertime a West Side Story. Marcándose Gerónimo un homenaje a las mujeres, cantando legendarios temas femeninos, terminando con el himno de Wicked, Defying Gravity.

No quiso estar solo en el escenario. Talía del Val le acompaño en su recorrido por El Fantasma de la Ópera. Paco Arrojo también le acompañó en otro inolvidable tema. Pero uno de los momentos que se podrían calificar de históricos fue el encuentro en el escenario con Miquel Fernández. Tal y como explicó Gerónimo, hace más de diez años Miquel se hallaba protagonizando Jesucristo Superstar en el Teatro Lope de Vega. Miquel recibió la oferta de protagonizar otro musical, lo que hizo que la productora buscara otro cantante para el papel de Jesucristo. Alguien llamó a Gerónimo y esté se vino desde Argentina para el casting. El papel fue para él, y desde allí todo es historia. Pues bien, por primera vez en un escenario estos dos cracks del teatro musical interpretando el icónico tema Getsemaní del musical Jesucristo Superstar. Sobra decir que después del reverencial silencio durante la interpretación del tema, el teatro se vino abajo en una ovación atronadora.

Y así discurrió una noche memorable que supo a poco. Por suerte Gerónimo anunció la grabación de un disco que sin duda será un lujo para el oído. Después del pistoletazo de salida en la Gran Vía, Gerónimo se embarca en una extensa gira de conciertos por Latinoamérica, pero deseamos y necesitamos que después vuelva a deleitarnos con su buen hacer.

Tener el lujo de escuchar a alguien que ha llegado al máximo que se puede llegar en la carrera de cantante de musicales, es un privilegio inigualable. Si además esa persona es como Gerónimo, cercano, nada creído, noble y amable, entonces la experiencia se convierte en una difícil de olvidar. Las lágrimas de emoción que muchos dejamos correr durante el concierto son el resultado de una mezcla que es única y que tiene por nombre Gerónimo Rauch.

Crítica realizada por Moisés C. Alabau

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