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18.04.2018 Críticas  
Matrimonio a la sueca… ¿o universal?

El cineasta sueco Ingmar Bergman creó una serie de televisión en los 70 que se basaba en la propia relación amorosa del director con su actriz fetiche Liv Ullman. En su momento, afectó a la relación de decenas de matrimonios suecos de la época y a día de hoy, adonde quiera que se vuelva a representar, deja un poso de pensamiento y reflexión en todo espectador.

Escenes d’un matrimoni nos habla de la relación de pareja y por las etapas y vicisitudes por las que esta pasa. Durante años, Marta Gil ha buscado llevar a cabo este proyecto para teatro y ahora lo podemos disfrutar en el Teatre Akademia de Barcelona. Junto al asesor de dramaturgia Albert Tola, con Anna Sabaté y Jordi Figueras sobre las tablas y Les Antonietes Teatre y Nexus Europa en la producción, se ha formado un equipo artístico y técnico donde se nos expone de forma directa y sin tapujos la realidad de un matrimonio a lo largo de los años: el candor inicial, los obstáculos a superar, sus conversaciones más personales e incluso sus más íntimos encuentros.

Para ello, Marta Gil ha dividido la obra en seis escenas que emplaza a seis momentos diferentes de la vida de la pareja. Arrancando con el clímax de su relación, cuando la pareja aún no es consciente de que las cosas ya no van bien, hasta los encuentros posteriores a su divorcio. Utilizando la metateatralidad y eliminando de escena al resto de personajes que Bergman creó en la serie original, reduciendo la obra únicamente a los dos personajes principales, Johan y Marianne y a sus diálogos, se nos introduce de forma impactante en sus vidas, que el espectador observará bajo un velo de falsa impasibilidad.

Para realzar esos diálogos como parte preeminente, y conjugándolos con el metateatro que antes comentábamos, Joana Martí ha creado un espacio escénico elemental, con una estructura abierta que bien nos puede recordar un escenario dentro del escenario y solo dos cajones con ruedas que los propios actores irán moviendo a lo largo de la función para convertirlos en mesas, sofás o camas. Fuera de la estructura, pero a la vista del público, las bambalinas, con la ropa, el calzado y el atrezo. Suficiente para que el espectador solo tenga que sentarse y juegue a observar. La ruptura de la cuarta pared en más de una ocasión durante todo el montaje, además, conseguirá que el espectador se instale en las vidas de Johan y Marianne de forma definitiva.

Otra parte importante y que está muy bien casada con el texto y las transiciones de escena a escena es la música que ha elegido Àlex Tenas, que nos transporta a la época de Bergman por un lado y que por otro, nos guía a través de las emociones de los personajes.

Y, aunque en todo proyecto el éxito es cosa del esfuerzo conjunto, y en Escenes d’un matrimoni eso es indiscutible, pero me siento en la obligación de alabar cómo se merecen y de forma especial las interpretaciones de la Sabaté y el Figueras, porque es evidente que sin su esfuerzo y dedicación, ese éxito no habría sido posible. Sus personajes se sumergen en casi todo tipo de registro posible durante las dos horas de función, pasando por la comedia y el drama, el sexo y la violencia o la ternura y el desprecio, apenas sin tiempo de reacción. Y el resultado es excelente, resaltando como imprescindible (al menos a mi parecer) la escena del divorcio, donde Johan pasa en segundos de ser un triunfador y estar tan seguro de sí mismo a un ser pequeño y humillado y Marianne, de repente, se erige con la dominación en una mano y el castigo en la otra. Inolvidable e impactante. Felicidades, chicos, por esa admirable inmersión en vuestros personajes, convirtiéndoos en Johan y Marianne cada noche con ese grado de profesionalidad tan elevado.

¿Quién no ha estado cegado alguna vez en su convivencia? ¿Quién no ha querido tirar todo por la borda en alguna ocasión? ¿Quién no se ha dado cuenta con el paso de los años que el cariño y el amor está por encima de todo? Bergman se dio cuenta y lo escribió. Marta Gil, tras haber pisado el suelo que pisó Bergman quiso reescribirlo. Y estos días, el Teatre Akademia nos ofrece la oportunidad de descubrir los entresijos matrimoniales de la vida de Johan y Marianne en directo, disfrutando de puro teatro.

Crítica realizada por Diana Limones

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