Con motivo del año Shakespeare, más bien para finalizar el mismo, las Naves del Matadero del Teatro Español acogen una comedia escasamente conocida del dramaturgo inglés. Además, tuve la suerte de asistir el día del encuentro con el público, por lo que pude conocer más detalles y reflexionar con el equipo sobre lo que acababa de ver.
LA COMEDIA DE LOS ENREDOS narra la historia de dos parejas de gemelos que fueron separadas cuando eran unos bebés y que, más de veinte años después, coinciden en la misma ciudad – Efeso (Turquía) – provocando situaciones hilarantes y enredos que harán reír al público en multitud de ocasiones.
No he leído la obra original pero como bien explicó al finalizar la función Carlota Pérez-Reverte –responsable de la adaptación- se han actualizado términos, juegos de palabras que en el inglés del siglo XVI Shakespeare utilizaba en abundancia para referirse a situaciones de actualidad que hoy, evidentemente, carecen de significado para nosotros o no entenderíamos. Gran trabajo de adaptación conservando los personajes originales de la obra pero, a su vez, actualizando sobrentendidos y juegos de palabras.
El director, Alberto Castrillo Ferrer, escoge a la Commedia dell’Arte para representar esta función. Es un tipo de teatro popular que mezcla varios elementos del teatro literario del Renacimiento italiano con tradiciones carnavalescas (máscaras y vestuario), recursos mímicos y habilidades acrobáticas. Sí, hay música, cantan, bailan, realizan piruetas…, todo ello muy bien incluido en el texto. Pienso que esto desemboca en una gran conexión y complicidad con los espectadores que están atentos desde los primeros segundos de la obra en los que dos personajes introducen la representación, metiendo al público en el comienzo de la historia y facilitando la entrada en la comedia.
La interpretación de los actores- Rafa Blanca, J.J. Sánchez, Julián Ortega, Silvia de Pé, Antonia Paso, Javier Ortiz, Irene Aguilar, Angelo Crotti- es sobresaliente, todos y cada uno de ellos merecen una mención por lo bien que lo hacen, interpretando a más de un personaje, de principio a fin. Pero me gustaría hacer una mención especial a Julián Ortega por su gran trabajo metiéndose en la piel de los dos gemelos criados.
El maravilloso resultado por parte de la adaptación, dirección e intérpretes, se ve reforzado y acompañado por la sobria y apropiada escenografía; un decorado sencillo, manejado por los propios actores y que ayuda al seguimiento de la historia durante toda la representación.
En resumen, una obra que merece mucho la pena pero qué, desgraciadamente, sólo estará muy pocas semanas. No lo piensen más y vayan, que el tiempo vuela.
Crítica realizada por Patricia Moreno
