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04.08.2015 Críticas  
La riqueza del sexo, por correspondencia

El despacho de un lingüista, interpretado por Ricard Borràs, se convierte en el marco íntimo y acogedor en el que los espectadores asistirán a una sesión (y a una lección) de sexo. O, para no engañar a nadie, de curiosa indagación en el lenguaje que usamos para referirnos al sexo y a los sexos.

ELS MOTS I LA COSA, presentada este Grec en el Teatre Lliure de Barcelona, está construida a partir de varias cartas que escribe un académico especialista en respuesta a otras tantas que le envía una joven dobladora de películas pornográficas (Elena García). Ella está aburrida de la pobreza del lenguaje que le llevan a usar, y quiere saber más, desea sumergirse en la riqueza que, sospecha, esconde ese rincón oscuro y húmedo del lenguaje. Él está sólo, y aprovecha la oportunidad para acercarse a alguien con quien parece compartir una pasión común. Por lo tanto, además de una rica exposición de nombres, frases hechas y antiguos lugares comunes, de sinónimos, “pseudónimos” y poemas alrededor del sexo, tendremos delante la evolución de la relación de los dos personajes. Al menos desde el punto de vista de uno de ellos, ya que a la joven apenas nos acercaremos mientras lee alguna de las cartas y en algunas secuencias oníricas que asedian al profesor.

Uno de los factores estéticos y narrativos que diferencian ELS MOTS I LA COSA de otras obras, es que parte de la historia no se nos cuenta en el escenario sino mediante proyecciones. Esta sección cinematográfica de la trama, a cargo de David Beltrán y Carlos Rigo, profundiza en momentos más incómodos de la vida del protagonista, y nos transmiten más a fondo la tristeza, soledad e incluso oscuridad en la que se mueve.

El resto de la pieza, la que transcurre en el escenario, está a cargo, conjuntamente, del director, Pep Anton Gómez, y de los traductores y adaptadores, el propio Ricard Borràs con asesoría de Anton M. Espadaler. Es importante destacar la tarea de adaptación de la pieza, ya que si bien aún quedan algunas referencias lingüísticas hacia el francés original, llevar la obra al catalán (en todas sus variantes) ha acabado convirtiendo la obra en otra: los referentes y actitudes que transmiten las culturas tras los diferentes idiomas en su tratamiento del sexo, transforman también la dirección en la que avanza el montaje. Tanto Gómez como Borrás y Espadaler han hecho un gran trabajo de reelaboración e integración del material nuevo, resultante de la adaptación, y el original.

Jean-Claude Carriere, autor de la obra original, es un prolífico guionista y dramaturgo. Firmó el libreto de varias películas de Buñuel y ha trabajado largamente con el mítico director teatral Peter Brook, con quién elaboró aquel no menos legendario Mahabharata de nueve horas (cinco en su versión cinematográfica). Sin embargo, aquí se aleja de la grandilocuencia y se centra en otro de sus intereses: la riqueza del lenguaje denostado. Ya lo empezó a trabajar en 1965 junto a Guy Betchel y Robert Laffont en su “Dictionnaire de la bêtise et des erreurs de jugement”, como después en “Les petits mots inconvenants” (1983), que en 1991 acabaría por convertirse en “Les mots et la chose”, el origen de esta obra.

¿Funciona, entonces, una obra que es básicamente un listado de palabras? Sí, precisamente porque ELS MOTS I LA COSA no es sólo un listado de palabras. Cuanto menos, es un muy buen listado de palabras. Es la historia de nuestras vergüenzas y nuestros sobreexcitados orgullos. Es la poesía de los antiguos y la picardía de nuestros abuelos. Es una oportunidad para vernos reflejados, asombrarnos, enriquecernos y, desde luego, reírnos. Porque hay mucho en el sexo y en cómo lo disfrazamos que es francamente cómico.

El trabajo de los dos actores es interesante y complementario, con unos ritmos en la dicción que nos permiten apasionarnos junto a ellos con la exploración del lenguaje. Los fragmentos cinematográficos nos sacan un poco de la historia que ocurre en el escenario, pero en realidad la complementan. Dibujan entre ambas un panorama que va más allá de la curiosidad académica o personal, añadiendo unas gotas de drama, entre costumbrista y onírico, que enriquecen el montaje, y al que apoya también la música compuesta por Pere Hernández para el espectáculo.

ELS MOTS I LA COSA instruye y divierte celebrando y dignificando el “ejercicio más viejo del mundo”. Aprovecha la intimidad que construye con su marco inofensivo para derribar las barreras del tabú y juguetear, coquetear incluso, con la imaginación de los espectadores. Porque ese es el poder de las palabras: pintar en nuestra mente hacer presente lo que no vemos, lo que es, lo que fue y la promesa de lo que podría ser.

Crítica realizada por Marcos Muñoz

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