Dos citas han programado Bestiario Teatro en Nave 73 de Madrid para representar su Antigonía. Partiendo del Antígona de Sófocles la compañía investiga sobre el mito, su prevalencia en la actualidad y la transmisión del mensaje en forma de rito escénico multidisciplinar.
Entrar en volver a contar de qué va Antígona es como hacerlo sobre un ‘Romeo y Julieta’ o un ‘La casa de Bernarda Alba’, por lo que saltaré sobre ello y pasaré a compartir la inquietud que se les plantea a la compañía ante el dilema de la tebana: “¿Un enemigo, incluso tras su muerte, jamás se convierte en un amigo?”.
Según me consta, Antigonía es el segundo montaje de Bestiario Teatro, formado por Patricia Berenguer, Borja Minaya, Paula Susavila, Moisés Chic, Lorena Cervera y Pablo Ríos; los cuales se mueven entre ser nacidos en el 1993 y el 1999. La energía de todo el elenco en este proyecto, y un brillante foco en el detalle y la precisión en todo lo que ocurre en escena, hacen que Antigonía resalte sobre la programación actual con muy contadas joyas esta temporada. Antigonía es un diamante en bruto.
Planteada como una creación colectiva y conformada por improvisaciones, la dirección de escena de Lorena Benito, Antonio Malonda y Víctor Velasco junto a la coreografía de Anna Alcázar, logran que Antigonía no sea una Antígona más. Sus imágenes me acompañarán mucho más tiempo que los anteriores montajes sobre el mismo mito. Bestiario Teatro optan por el riesgo. El “más es más” en cuanto a utilizar distintas disciplinas en escena, pero a estar todo ello soportado por el talento y la entrega de todes. Nada es gratuito o se siente recargado.
Hay que dar amor a estas bestias escénicas y seguirles la pista. El simplemente hecho de constituirse como compañía y no querer jugar sobre terreno firme en escena es de aplaudir, agradecer y apoyar. Bestiario Teatro se suma a mi watchlist de aquí en adelante.
Crítica realizada por Ismael Lomana
