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09.07.2020 Críticas  
Más allá de lo visible

Del 1 al 12 de julio, El Born Centro de Cultura y Memoria de Barcelona presenta la última instalación de Cabosanroque: Dimonis. Un circuito libre de 40 minutos de duración que forma parte de la programación del Grec Festival Barcelona y que te introduce, de la mano de Jacint Verdaguer, en pleno exorcismo en un piso de la ciudad condal.

Cabosanroque ha creado esta instalación como una obra de teatro que se expande; que va más allá de lo que estamos acostumbrados. La dramaturgia sobrepasa el límite del escenario y el público, quien puede pasear por la instalación a su libre albedrío, se introduce de lleno en un espacio escénico al que no está acostumbrado. Como ellos mismos indican: “el público entra en una sala de exposición y sale de una obra de teatro”.

Según nos indican a la entrada, el espacio que pisamos es la recreación de la planta de un piso de la Barcelona de 1890 y, más concretamente, el cuarto segunda del número 7 de la calle de Mirallers, en el barrio de la Ribera, junto al paseo del Born. La crisis social que el mundo sufría a finales del siglo XIX, hicieron que ideas, prácticas y corrientes filosóficas como el espiritismo, el anarquismo, el comunismo, el darwinismo, Nietzsche o Freud, cuestionaran a la Iglesia católica. En esta época, mosén Cinto Verdaguer (1845-1902) y Antoni Gaudí (1852-1926) son los protegidos de dos de las familias más ricas y poderosas de Barcelona, ​​Cataluña y España: la del marqués de Comillas y la del conde de Güell. El arquitecto les hace las casas, el cura vela por su alma. Ambos, creyentes fervorosos y en la cima del éxito social y de la gloria artística, después de una gran crisis de fe, se «sacrifican» a sí mismos para entregarse a la caridad.

Al acceder a la performance, vislumbramos la instalación bajo una tenue luz. Podemos movernos por ella a nuestro aire, algo que ayuda y no dificulta el poder disfrutarla en su totalidad y sin restricciones. Tras el acceso completo del pequeño grupo (unas 10 personas), la luz cambia y la performance da comienzo.

La instalación de Cabosanroque es altamente interesante. Con una duración aproximada de 40 minutos, accedemos a las memorias de Jacint Verdaguer; memorias sobre sus visitas al piso de Mirallers y sus anotaciones sobre los exorcismos clandestinos a los que acudió. El mismo Verdaguer tomaba notas en dichas “reuniones” que él convierte en textos prosaicos que nunca fueron editados hasta que, en 2014, Enric Cassasses los reúne y publica una edición comentada. Justamente, la edición de Cassasses llega a manos de Cabosanroque que escoge los textos más significativos y los une bajo una historia presentada por varias caras y voces para crear una experiencia automática.

Aun ser de movimiento libre, Dimonis dirige en todo momento tu mirada y atención a las diversas zonas creadas. Las televisiones iniciales donde El Niño de Elche recita los versos de los textos de Verdaguer, la zona hipnótica de monitores de audio en forma de un negro campo de flores que susurran, los restos de una cama que suena sobre el público como si un espectro nos visitara, la vibración del agua, la audio-proyección de la bailaora y coreógrafa Rocío Molina como si un demonio la poseyera hasta la extenuación… todas y cada una de las zonas diferenciadas se concatenan y tienen en común una historia que te mueve y te hace reflexionar.

La creación original de Cabosanroque es de esas performance que, o te maravillan, o no te gustan en absoluto. Un sí o un no. Un cielo o un infierno. Personalmente, he asistido varias veces a presentaciones de Cabosanroque y debo decir que, como siempre, han creado una pieza única que no se parece en nada a sus anteriores. Un acierto que embelesa.

Crítica realizada por Norman Marsà

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