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12.04.2018 Críticas  
Entre el poema escénico y el teatro documental

Subir estos días al Àtic22 del Teatre Tantarantana es equivalente a realizar un viaje. Gossos de neu es un caso único en su especie. Una historia que ya sería interesante si se explicara de manera convencional y/o lineal pero que se sirve sumida en un estado alterado y superpuesto que nos arrastra hacia la misma sensación de suspenso y peligrosa ingravidez que viven los protagonistas.

El choque puede que no sea inmediato, ni siquiera que suceda de forma sincrónica al tiempo de la representación. Y esto es un privilegio para los espectadores que buscamos algo que no prescriba al encenderse las luces tras finalizar la función. Quizá tomando un café, en un momento de calma, retomemos el hilo y nos preguntemos, ¿qué vi y por qué así? Y entonces sucederá. Lo descubriremos y nuestra mirará se cruzará de nuevo con la del personaje interpretado por Blanca García-Lladó y ambos podremos respirar tranquilos.

Ni la dirección ni la dramaturgia de Begoña Moral han querido delimitar dos espacios contradictorios si bien es cierto que que los trabaja por contraste. La obra nos sitúa en 1960 tras el accidente automovilístico que causó la muerte de Albert Camus y Michel Gallimard. La hija del segundo se formulará preguntas y buscará respuestas mientras que asistiremos al encuentro en Groenlandia del Camus fenecido y su amante Judith. Hasta aquí podemos explicar ya que el resto lo ha de poner cada uno. Hablábamos de contraste. El principal será entre la necesidad de comprender a través de un ejercicio de búsqueda de datos, prácticamente de hemeroteca, y el buceo anímico de dos almas libres que se nos presentan de un modo tan abstracto como su misma naturaleza. La asimilación entre la idiosincrasia de los personajes y el modo en que se nos presentan resulta, aunque confusa durante gran parte de la función, muy interesante.

Si bien es cierto que uno puede llegar a perderse entre la simbología y la elucubración, no lo es menos que nunca quedaremos a la deriva y que al final, de algún modo que todavía no hemos podido ni querido descifrar, todo volverá a su cauce. Especialmente relevante el trabajo de Albert Bassas con el movimiento de los cuerpos, algo que Núria Rocamora ha asimilado especialmente bien. El contraste de movimiento y palabra funciona bien aunque el balance entre ambos durante el primer tramo de la función se decante en exceso ante la parte discursiva. Nada grave. Mención especial para la escenografía de Nina Tuset y la iluminación de Helena Torres. Ambas consiguen que todo se desarrolle con adecuación y desenvoltura y que las dos líneas de diálogo escénico convivan felizmente. Nos han gustado especialmente las maquetas que ocuparán el escritorio de la protagonista. El espacio sonoro de Manuel Pajuelo apuntala la sensación de ingravidez e inmersión que comentábamos antes.

A las interpretaciones de García-Lladó y Rocamora, se suma la de Genís Sendra. Los tres intérpretes han conseguido adecuarse a las características de sus personajes. Cada uno en su justa medida ha sabido mantenerse y manifestarse en un terreno más evocador o tangible. El trabajo corporal de Rocamora y Sendra está muy bien integrado y la urgencia que transmite la mirada de García-Lladó resulta capital para poder entender tanto su personaje como la finalidad de la pieza en general.

Finalmente, aplaudimos el riesgo y la valentía de todos los implicados en la propuesta. La aproximación formal al argumento y esa superposición y convivencia entre géneros y formatos nos parece muy interesante y bastante bien resuelta. Tras la aparente dispersión inicial, y poco a poco, todo va tomando sentido. Incluso lo más abstracto mantendrá nuestra curiosidad y búsqueda de porqués mientras dura la representación. Una pieza frágil de tan delicada y que crece de un modo proporcional a nuestro nivel de inmersión y capacidad de búsqueda y discernimiento en la historia que nos quiere contar y que siempre encierra más detalles y matices que los que podemos asimilar a simple vista.

Crítica realizada por Fernando Solla

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