Este julio, la mafia se ha hecho fuerte en el Teatro Victoria de Barcelona: cualquiera que pase por el Paralelo lo verá cerrado y con pintadas, pero si sigue los pasos correctos, consigue una entrada y convence al guarda de la puerta trasera de que conoce la contraseña, estará bien encaminado para disfrutar de una velada muy especial. Especial, ilegal y teatral.
La compañía Impro Acatomba ha convencido a los gestores del Victoria que un espectáculo de improvisación puede ser ideal para esa enorme sala. Y aunque parezca una locura, todo indica que con IL·LEGAL IMPRO Acatomba y Anexa han acertado de lleno. Una de las claves es darle la vuelta a la idea de “ir al Victoria”. Como hemos dicho, a IL·LEGAL IMPRO se accede desde la puerta de atrás, por la calle Vila i Vilà, pero eso sólo es el principio: los espectadores se sentarán en mesas dispuestas sobre el escenario del Victoria, con un servicio de bar constante, donde podrán beber, tapear e incluso cenar durante toda la noche. Los móviles no se apagan. Las charlas no se suspenden.
Dos músicos de jazz, Oscar Machancoses y Diego Burián, improvisan antes y después de que los actores den comienzo a la función, con el balcón del Victoria tras ellos: la dislocación de lo habitual, pisando esas tablas, sentados en el lado contrario al que uno suele cuando va al teatro, refuerza la ilusión de estar viviendo algo inusual, algo único. Los códigos son otros. Es como coger un Pasaje del Terror, cambiar el disco del miedo por otro de cine negro y humor, y ambientarlo en un teatro. Dan ganas de sumergirse en la propuesta, ¡maldita sea, Johnny!
Todo eso le va muy bien a la parte interpretativa de la noche cuando llega su momento: con el refuerzo sensorial que hemos dicho, se presenta Jaume Navarro “El Gran Jaumet” como grosso capo y maestro de ceremonias de la noche. Aparecen también otros dos miembros de Impro Acatomba (que irán cambiando cada noche): “Karla con K” Ramos, Emma “Super Emy” Bassas o Toni Rosal “Toni Taku”. Las frases escritas por los espectadores irán dando pie a las improvisaciones con las que irán jugando, siempre con cierta relación con la novela negra y el mundillo del crimen; juegos de improvisación que aparecerán aleatoriamente en función de sobres que tienen los propios espectadores. Y espectadores que acabarán (o empezarán) subiendo también al escenario para participar en las historias. Quizás le toque ser un recaudador sin escrúpulos, o una soplona. O una Nespresso.
Cada noche es absolutamente distinta, como debe ser en un buen espectáculo de improvisación, pero también cada noche tiene un encanto común. Si alguien va a IL·LEGAL IMPRO y se lo pasa pipa (advertimos: esta gente es muy divertida), puede repetir sabiendo que la segunda vez va a encontrar lo mismo que le gustó pero con contenidos, bromas e improvisaciones totalmente distintas. Esta idea que ha revolucionado el Victoria estará sólo hasta el 23 de julio… De momento, porque la idea tiene potencia como para convertirse en cita obligada del verano.
Crítica realizada por Marcos Muñoz