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13.11.2015 Entrevistas  
«Hay que trabajar mucho para lograr cada cosa»

Gastón Core es el director de una de las nuevas salas de teatro que podemos encontrar en la ciudad condal. Desde que el pasado mes de Abril la sala Hiroshima abriera sus puertas, multitud de obras de pequeño formato han pasado por sus tablas. Gastón habla con EnPlatea para valorar la escasa vida de la sala y anunciar hacia dónde dirigirán sus primeros pasos.

¿Qué es Hiroshima?
Hiroshima es un nuevo espacio independiente que está dedicado a la exhibición y difusión de los nuevos lenguajes escénicos, la creación y el pensamiento contemporáneos. Es una plataforma que pretende crear puentes entre la escena contemporánea y el público, dando visibilidad a artistas nacionales e internacionales con procesos creativos y por tanto de producción, no convencionales. Básicamente eso.

Pero, es un espacio formado por diversas experiencias
Hiroshima como proyecto, está muy relacionado al espacio que lo acoge. El espacio propone un cruce de experiencias, gracias a que el bar, el teatro y lo que será la sala de conciertos están interconectados permitiendo que el público pueda circular y mezclarse. Y esta es una de las bases del proyecto, el cruce, el encuentro, el desbordamiento del espacio teatral, proponiendo otras formas de exhibición de las artes escénicas y de relación de estas con una oferta de ocio y con un público general.

Pero también el proyecto trasciende el espacio. Propone un discurso, una manera de programar y de entender la escena, y unas estrategias de colaboración con otros espacios y entidades que acaban de dar sentido a su línea artística y proyectan su apuesta más allá del propio espacio.

Esta es la segunda temporada de la sala. ¿Qué balance haces del primer año?
Técnicamente esta es la primera temporada de la sala. Abrimos el pasado abril presentando un trimestre de programación cuyo objetivo era el posicionamiento de Hiroshima dentro del panorama cultural de la ciudad. Finalmente este posicionamiento fue más lejos, gracias a la colaboración con el Festival Grec de Barcelona, con quienes acogimos el IPAM (International Performing Arts Meeting) Este encuentro de programadores internacionales hizo que el proyecto se conociera rápidamente fuera del ámbito local.

¿Cuántas personas han pasado por la sala este primer trimestre?
En ese primer trimestre han pasado por aquí más de 8000 personas de distintos ámbitos, generando un público heterogéneo, que era uno de nuestros principales objetivos. Hemos trabajado con artistas con un reconocido recorrido como Ernesto Collado, con artistas internacionales como Andrèane Leclerc y presentado nuevos creadores como Núria Guiu.

La recepción del público ha resultado excelente y los porcentajes de ocupación han superado el 70%, lo cual puede considerarse un éxito con piezas de riesgo como las que presentamos y además en una primera etapa en la que la gente aún no nos conoce. Es una etapa, en la que la gente nos está descubriendo, intentando entender cómo funciona la programación, cuál es el sentido y el discurso que busca construir. A partir de ahora sería interesante que ese público participe, cuestione, sea parte del proyecto.

Indicas que ahora hace falta que el público participe pero ¿Cuál es vuestro siguiente paso?
Ahora toca consolidar nuestra estructura, terminar de entender quiénes somos y cómo podemos relacionarnos con el entramado cultural de la ciudad. Todo esto se realizó con un equipo joven, que era una de las estrategias fundamentales del proyecto.

Ahora todo es nuevo, hay que trabajar mucho para lograr cada cosa; tenemos una actitud muy pro-activa, vamos en busca de las colaboraciones que queremos lograr, vamos en busca de los artistas que queremos presentar, vamos en busca del público. Eso nos define, y ha hecho que el proyecto tenga un carácter bastante único.

Tras un año inicial de dudas y saltar al vacío. ¿Qué ha cambiado en la programación? ¿Seguís apostando por el mismo estilo? ¿Habéis cambiado vuestra forma de pensar?
Han habido ajustes, aunque todavía no se pueden ver porque ahora estamos viviendo lo que se programó cuando estábamos recién abriendo. Por tanto no habíamos hecho ningún balance serio. Y de hecho creo que aún es pronto para hacer un balance.

Sin embargo hemos realizado pequeños ajustes. Que tienen más que ver con la estrategia y con la logística de programación que con el tipo de contenidos. Pensamos de la misma manera. Hay que arriesgar y eso está cada vez más claro con nuestra programación. Programamos un día más por semana. Hemos establecido colaboraciones estables, por ejemplo con LST (LiveSoundtracks, festival de creación de bandas sonoras electrónicas en vivo). Son ajustes, desarrollos de estrategias.

No hay cambio de sentido. Hay una afirmación del carácter ecléctico de la programación, que sin embargo trabaja sobre una misma manera de entender la escena y la relación con el público. Hay una mejora en la combinación, en la dramaturgia de la programación que proponemos. Creo que hemos logrado un mayor equilibrio en la cronología del programa, incluso generando discurso entre las piezas, como por ejemplo este fin de semana en que programamos dos creadoras y bailarinas (Amaranta Velarde y Tania Arias) las dos trabajando sobre la revisión de la danza pero desde dos apuestas estéticas completamente distintas.

Durante este primer año, ¿cómo ha acogido el público vuestra línea artística?
Realmente muy buena. El público ha reconocido el esfuerzo y la constancia hacia una línea artística. Creo que esto es algo que el público requiere en general, que una sala tenga una líena clara, que haya una construcción de discurso por su parte. Cualquiera sea, y cualquiera sea la estética con la que trabaje. Pero debe verse un trabajo en una dirección determinada.

Estamos teniendo público fiel que ya ha venido en muy poco tiempo más de tres o cuatro veces. Esto es muy estimulante. Comenzar a reconocer caras. Que se vea que hay debate sobre las piezas, que comience a crearse un núcleo de gente afin al proyecto. La gente entiende muchas veces la apuesta detrás de las programaciones. Se ve que estamos creando un público atento, curioso, acorde con el perfil que imaginamos en un principio. Pero todavía no hemos ni empezado. Hay mucho por hacer.
 
¿Qué esperáis de este año?
Es un año de prospección por un lado y de consolidación de la línea artística por otro. Es decir de un movimiento hacia afuera y otro hacia dentro. En este año la intención es que la línea de trabajo quede clara para el público, se afiance gracias a presentar los artistas con los que trabajamos y que dan sentido a nuestra propuesta artística. Por otro lado es un año en el que queremos conocer lo que hay alrededor. Conocer los circuitos y las posibles colaboraciones que podemos establecer a futuro. Tener un estado de la cuestión sobre la mesa para el año que viene poder realizar un diseño más concienzudo del proyecto de sala que queremos desarrollar.  

¿Qué opinas del estado actual de las artes escénicas?
Es sabido que el mayor problema es la falta de público y de fomento de ese público. Hay una gran producción de obra que no se llega a exhibir en más de dos ocasiones, no hay programación estable de las producciones de más innovación y esto retroalimenta este desacostumbramiento del público a producciones y artistas menos convencionales.

Pero creo que como siempre el mayor problema radica en el proceso educativo, que provoca una distancia con las artes escénicas. Sobre todo en materia de danza no se está trabajando seriamente para acercar a las nuevas generaciones a la observación del movimiento.

Esto ha generado un publico, muchas veces pasivo, con dificultad para decodificar propuestas no relacionadas con la narratividad de un texto teatral. Ha generado un público que es reticente a arriesgar en su elección de la cartelera. Y que por otro lado muestra una falta de confianza en la programación de las salas alternativas.

¿Y sobre el apoyo que hacen las instituciones públicas?
Nos resulta en ocasiones encorsetado, límita la línea artistica más arriesgada, la que trabaja en las fronteras de lo que se entiende por “teatro” y lo que debe suceder allí como espacio en sí. Los requisitos de estas ayudas muchas veces limitan tmabién la posibilidad de internacionalización de los proyectos. En algunos casos se aplican formulas que no son efectivas para todo tipo de proyecto.. Supongo que es difícil establecer criterios.

Creo que ciertas politicas nos llevan al aislamiento eliminando un circuito alternative, más libre en cuanto a modelo de gestión. Por otro lado estaría bien que se piense en el apoyo al espectador, sufragar su formación mediante talleres, la subvención de una parte del coste de la entrada, etc. Sin público con quien dialogar, un público general, ajeno a la profesión, no es posible construir un sector de las artes escénicas, no es posible crear nuevos públicos.

En un momento difícil para la cultura, ¿es difícil empezar levantar una nueva temporada de una nueva sala de pequeño formato?
Es un esfuerzo titánico. De verdad. La cantidad de trabajo no es imaginable. Supera las expectativas y las previsiones. Son todo ventanas de ordenador que se abren y esas abren otras y otras. No tener apoyo económico por parte del gobierno en el arranque de un proyecto es en algún punto una incoherencia. Es comprensible que necesites demostrar un recorrido para probar una estabilidad, una dirección clara, pero también es cierto que cuando más necesitas apoyo es en el principio. Debería haber una estrategia de apoyo a proyectos que comienzan y que demuestren desde el diseño del proyecto, ser útiles para el sector en el que intervienen.
 
¿Qué nuevas propuestas nos presentáis para este año?
La novedad más importante es el posicionamiento como espacio que entabla colaboraciones con otras instituciones. El 50% de la programación de este trimestre forma parte de distintas vinculaciones y proyectos comunes con equipamientos o entidades como Espai Erre, Festival Salmon, APDC, entre otros.

Por otro lado hay una apuesta muy clara de compañías internacionales. 6 grupos o artistas internacionales en 3 meses: Sylvia Rimat (UK), Yuko Kawamoto (Japón), Kdanse (Francia), Fenomens con distintos artistas como Björn Safsten, Cie Divergences (Francia) y la compañía checa Spitfire.

Hemos comenzado a trabajar seriamente para acercar artistas madrileños. Hemos comenzado con Tania Arias pero aún nos queda Pablo Esbert y Poliana Lima. Por último seguimos apostando por presentar nuevos creadores, como es el caso en este trimestre de Alejandro Curiel con su pieza Belle, bonne, douce. Para la segunda parte del año contamos también con compañías con un recorrido reconocido en Cataluña, como Los corderos.

Por último, en un intento por seguir dotando de contenidos no teatrales a la sala, colaboraremos acogiendo el festival Live Sound Tracks, dirigido por Anna Mastrolito. Este festival propone la creación de bandas sonoras para películas en vivo por parte de artistas electrónicos de gran nivel.

Entrevista realizada por Norman Marsà

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