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06.11.2023 Música  
Ritmos rotos y la Andalucía de los ’90 con Break Nation

In-Edit festival nos transporta a la España de los ’90. Break Nation ha contado con dos sesiones llenas de personas dispuestas a aprender sobre la época, rememorarla o simplemente disfrutar. 11 días de festival de cine que nos transportan en tiempo y espacio al ritmo de la música.

El pasado viernes disfrutamos del último pase de Break Nation. La película nos llevó a la escena electrónica de los años 90 en Andalucía y del break beat como ritmo generacional. Alimentado de archivo de la época, recorre la gestación del fenómeno, los primeros promotores de fiestas, el star system de DJ’s y radios y la masificación acompañada de cierto estigma con la irrupción de la subcultura cani. También sitúa en su contexto social (Expo de Sevilla, Jesús Gil, turismo británico) aquella eufórica y potentísima fiebre por los ritmos sincopados que tan profundamente arraigó en esos lares.

Los protagonistas del film nos cuentan cómo viajando por Andalucía no había una escena electrónica arraigada hasta que un DJ en su búsqueda encontró un local donde sí se llevaba, sin embargo lo que estaba pegando no era el techno como en otros lugares de España, era algo diferente, cercano al Hip Hop, cercano al house, con ritmos rotos… era el Break Beat. Desde el principio el Break Beat tuvo que luchar contra la corrupción y las ansias de construir con o sin licencias de los ’90 y un Jesús Gil que criminalizó desde el primer momento la escena con ayuda de la prensa.

Marbella destruyó todo lugar donde se hacían estas fiestas y las llevó a la periferia. Los protagonistas de nuestra historia, esos djs que tanto hicieron vibrar a miles de personas, se popularizaron y recorrían de viernes a domingo la costa azul con sus amigos en el coche sin dormir para seguir haciendo sonar el Break Beat en los sistemas de sonido. Llegó a tal nivel el estilo musical que en Andalucía no sonaba otra cosa, sin embargo el Break Beat no pasó de esas fronteras. Algunos comentaban en las entrevistas que es posible que el oído andaluz esté acostumbrado a los ritmos sincopados y que el Break Beat era lo que regalaba al oyente sin cesar.

El fervor de los fiesteros era comparable al del sentimiento por la celebración del Rocío. Con ganas de recoger a toda la juventud en las celebraciones de pueblos, ciudades, Semana Santa… toda programación festiva contaba con su fiesta de Break Beat.

La escena internacional empezó a formar parte de la programación andaluza, los djs británicos eran los propulsores del estilo los cuales vieron su fuerte evolución en la península y simplemente amaban llegar al sur para ver la efusividad de la fiesta andaluza. Veían cómo a falta de discos en la época los españoles elegían otros y lo pinchaban a la velocidad incorrecta para dar el efecto que querían. Tales eran las ganas que el dueño del Banana Beach, Marbella, pidió el cierre a las 6 am, como estaba acordado, y en un momento pasando la gorra reunieron aproximadamente un millón para tenerla abierta 12h más. El mismo Jesús Gil, alcalde de Marbella, llegó con un megáfono a echar a todo el mundo gritando y de muy malas formas, pues tenía su batalla personal contra la fiesta.

La escena siguió en su máximo esplendor pero hubo factores que lo apagaron hasta terminar con toda la cultura. La droga acabó trayendo delincuencia y disputas de mafias que querían vender a costa de pisarse territorios entre ellos. Los canis y la cultura de las motillos ensombreció aquello haciendo que la cultura callejera del barrio y de la fiesta tuvieran que aprender a convivir. Los tremendos controles de policía sembraron el terror de los que iban de costa a costa de viernes a domingo recorriendo todas las fiestas. Pero el punto final fue la fiesta de 30000 personas que contó con tres intoxicados y una reputación que mandó al Break Beat casi a la tumba.

El ambiente del cine fue muy ameno entre risas y, en ocasiones, abucheos. Al final del film, si pegabas el oído, escuchabas acento andaluz por toda la sala, y es que si viviste la época o simplemente te llega un estilo musical que sigue vivo, pero simplemente apagado en este país, no dudaste en ir a ver el documental. In-Edit festival no hay duda que la ha petado con sus documentales llenando el Moovy Barcelona de par en par.

Crónica realizada por Nina Delgado

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