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12.08.2019 Críticas  
Puede pasar de todo en las fiestas de pueblo

Diversión, juerga, compadreo, humor y hasta amor. Todo eso y más puede pasar cuando, año tras año, uno es fiel a las fiestas de su pueblo. Y eso es lo que te encuentras en Amor verbenero, una comedia romántica que, igual que en los pueblos, llenará de alegría durante el mes de agosto el patio de butacas del Eixample Teatre de Barcelona.

Adrià Olay y Arántzazu Ruiz vuelven a coincidir en una comedia (de hecho, siguen haciendo funciones de Sex Escape) aparte de todas las producciones propias que ya llevan a sus espaldas con su compañía de teatro Col.lectiu La Santa. Ambos escriben, dirigen y actúan en obras de teatro y microteatro que inciden casi siempre en temas familiares de alto contenido dramático y social y con los cuales han conseguido engancharnos de pleno.

Pero en ocasiones, también apetece parar un poco y ponerse uno a reír sin más. Como nos decía hace unos meses Arántzazu, en una entrevista que nos concedió, cuando le preguntábamos qué sentía al interpretar comedia pura y dura, existe «cierto relax por no tener que meterme en historias duras y oscuras». Con Amor verbenero Olay y Ruiz se dedican a eso. A disfrutar ellos y a conseguir hacer disfrutar al público; cosa que no es fácil, porque la comedia es tan exigente como pueda serlo el drama o la tragedia.

Con esta obra, escrita entre la propia Arantzazu y la cómica Eva Cabezas, se ha querido recrear un espacio y un tiempo. El espacio son los pequeños pueblos españoles y sus fiestas de verano; el tiempo, el final de la década de los 80 hasta la actualidad. Un chico y una chica que se conocen desde niños, que se convierten en adolescentes con vivencias y amigos en común y que crecen desarrollando cada uno una vida muy diferente con la que intentan perseguir sus propios sueños. Y aunque suene a tópico, a veces los sueños están más cerca de lo que pensamos y donde menos nos esperamos. Además de la historia, con el montaje hacemos un recorrido de imágenes y música, sobre pantalla y como telón de fondo, de todas esas épocas que (¿por qué no decirlo?) te recuerda que el tiempo pasa volando y que en muchos momentos, nos lo hemos pasado muy bien.

Y para llevar a cabo esa idea, están estos dos actores que hacen todo lo que se les eche encima. Al igual que en su vis dramática, en la cómica son impecables y se ríen del humor, se ríen con el público y hacen reír al espectador. Desde el principio, rompen la cuarta pared y nos hacen sentir parte de su «pueblo», incluyendo ciertas escenas en el que interactúan directamente con el espectador y que hacen algunos momentos realmente hilarantes (como el de la despedida de soltera de Ana).

Amor verbenero es fresca, simpática, divertida, entretenida, a la que puede asistir todo tipo de público (adultos y niños) y que es una apuesta genial para aquellos que este mes se queden en la ciudad y quieran pasar un buen rato.

Crítica realizada por Diana Limones

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