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21.12.2017 Críticas  
Una sala llena de tortugas y bailarinas

Después de 14 años en el panorama musical nacional Maldita Nerea vuelve a Barcelona para llenar la Sala Barts de sus ‘tortugas’ y presentar las canciones de su nuevo trabajo de estudio, ‘Bailarina’. Y qué mejor ocasión que el Festival Mil·lenni para traer su optimismo a la ciudad condal.

Desde que su éxito ‘El secreto de las tortugas’ los catapultase al punto de mira nacional, Maldita Nerea ha seguido cosechando triunfos con cada uno de sus álbumes y ganando fans incondicionales (las tortugas). No en vano, ya que el grupo siempre trabaja partiendo de un mensaje optimista y reflexivo, que aporta al Pop unas letras menos usuales, que van mucho más allá del amor y el desamor e invitan a sacar nuestro lado más humano.

Con su último álbum, ‘Bailarina’, Jorge Ruiz ha querido profundizar en el universo de la mujer, de su fuerza y de su autoestima. Y se ha hecho evidente que este ha tenido una gran acogida entre su público, que ya conoce todos los temas de este disco y no puede resistirse a cantarlos a viva voz, secundando al cantante, tal y como siempre ocurre en los conciertos de Maldita Nerea.

Tras crear unos minutos de expectativa, en un escenario lleno de luces y con algunos árboles invernales como simple decorado tras los instrumentos, el concierto arranca con una canción del último álbum, ‘Me Pesan las Alas’, que el público empieza a cantar con entusiasmo. Y para seguir entrando en calor, alterna con otros dos temas de sus discos anteriores, su conocidísimo ‘¿No podíamos ser agua?’ y ‘Por el Miedo a Equivocarnos’.

Entre sus numerosos agradecimientos al público, que consigue emocionar a Jorge Ruiz por su gran implicación, sigue transcurriendo el concierto, que combina la mayor parte de sus temas de ‘Bailarina’ y muchos otros de sus trabajos anteriores. Así pues, el grupo lo dio todo al interpretar temas como ‘Cuando Todas las Historias Se Acaban’ o ‘A Quien Quiera escuchar’ del nuevo disco, así como también temas ya consagrados como ‘No pide tanto, idiota’, ‘Tu mirada me hace grande’ o ‘Cosas que suenan a triste’.

Por otro lado, Jorge Ruiz suele vincular su trabajo a un proyecto ético educativo, del cual nos habla y que utiliza para introducir la canción ‘Calcetines’. También, poco a poco, nos va descubriendo y concretando más aspectos del concepto de ‘Bailarina’, que es el hilo conductor de esta velada de dos horas de la música de Maldita Nerea. Bailarina habla de fuerza, de la sensibilidad y empatía femeninas que todos albergamos y estos valores, conmueven al público.

Después de algunos cambios de guitarras, y numerosos temas tocados entre las luces, el humo y también un fondo de pequeñas bombillas que nos recuerdan a las estrellas, el grupo empieza a introducir lo que será el broche final del concierto. Como es de esperar, ‘las tortugas’ quieren más y no dudan en pedir a coro otra canción. Y obviamente, Jorge Ruiz y los suyos están dispuestos a regalar unos minutos más de sus canciones e introducir ‘Siempre estaré ahí’, un tema aparentemente reciente, pero que nos cuentan que sale de una maqueta que se grabó hace más de 20 años y que ahora ha sido rescatada de entre las telarañas.

Sin embargo, para que un concierto de Maldita Nerea se perciba como completo, es indispensable que suene ‘El secreto de las tortugas’ y, por supuesto, reservarla para el final es una manera de asegurar que se deja un buen sabor de boca en el público, que canta, baila y admira este himno. Pero eso no es todo, y es que, ‘Bailarina’, el tema que da música a la vuelta ciclista 2017, promete convertirse en un nuevo ‘secreto’ para Maldita Nerea y está demostrando tener una relevancia y significación de las mismas dimensiones. Y así, el concierto se cierra por todo lo alto, con este nuevo pero ya emblemático tema.

Crónica realizada por Ada Morelli

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