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28.06.2016 Críticas  
Cercano y agradecido concierto vocal

Con un público entregado, incluso en ocasiones demasiado con el agravante de no poder escuchar lo que el grupo cantaba, PENTATONIX arrasó la pasada semana en su primer concierto en Barcelona.

El grupo vocal PENTATONIX llegaba por primera vez a la ciudad condal (al día siguiente visitaron Madrid) para dar el esperadísimo concierto que sus fans aguardaban desde que se hicieron conocidos mundialmente.

Antes que el grupo apareciera en escena, pudimos disfrutar del artista invitado, “Us the Duo”, una maravilla de duo compuesto por Carissa Alvarado y Michael Alvarado (marido y mujer; sorry guys) quienes nos dejaron alucinados con la sencillez de sus canciones y su perfecta interpretación. Algo mágico y romántico a la par. Por cierto, nos dijeron que en septiembre vienen de nuevo a Europa pero esta vez en solitario. Si pasan por España, os recomendamos que no os los perdáis.

Tras ellos, a los pocos minutos, PENTATONIX apareció en el escenario. El grupo, siempre cercano con su público, sabe muy bien como venderse (si no hablaron de sus redes sociales unas 5 o 6 veces, no hablaron ninguna).

Obviamente pudimos escuchar y disfrutar de todos los éxitos que les han hecho famosos. Todos los covers que les conocemos sonaron en la sala (bueno, eso creemos, porque con el griterío de sus fans, a veces intuíamos lo que cantaban). Locos nos volvimos cuando canciones como “Cheerleader”, “No” o “Misbehavin’” sonaban en el escenario. Esta última fue muy especial, puesto que los cantantes subieron cada uno a una chica del público para cantar con ellos en el escenario mientras disfrutaban sentados en un puff. No faltaron las fotografías con sus ídolos y, sobretodo, las grabaciones en directo en su Snapchat; que ellos mismos recordaron en varias ocasiones. Felicidades a la chica que subió con Scott Hoying quien, a poco de acobardarse, cantó más de un final del coro sola ante una sala rebosante (¡Ole tú!). La entonación fue tan buena que el mismo Scott bromeó con que se uniera al grupo.

Como decía, el concierto de Barcelona se realizó finalmente en la Sala Razzmatazz. El cambio de sala también afectó a la ciudad de Madrid, realizando el concierto en el Palacio de Vistalegre. Ambos cambios tuvieron una parte buena y mala. Por un lado, fue una alegría para sus fans, quienes los tuvieron más cerca; pero por otro, hizo que la escenografía de la gira mundial no apareciera por ningún lado. La diferencia del tamaño de los escenarios hizo que en Barcelona (suponemos que también en Madrid) se eliminara por completo para dejar solo tres escalones y unas cuantas luces de escenario. Aun así, el público disfrutó como nunca.

PENTATONIX nos hizo disfrutar canción a canción (hubiésemos agradecido a la sala un mejor sonido, ya que era imposible disfrutar una canción completa entre tanto grito); cosa que mejoró cuando el grupo indicó que cantaría “Light in the Hallway” sin micrófonos. La canción, que se realizó a la luz de una sola lámpara (podéis ver un trozo en nuestro Instagram), fue un emotivo tributo a Christina Grimmie; cantante y amiga asesinada días antes.

Pero el estallido máximo del público fue cuando el concierto iba llegando a su final. “Ahora vamos a cantar un mix de siete canciones. Cantar las que sepáis”, dijo Scott. El público enloqueció al sonar el mix de Daft Punk que les hizo conocidos. Por último, el concierto acabó en su punto álgido a cantar “Sing, Sing, Sing” su último single.

Crítica realizada por Norman Marsà

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