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03.04.2023 Críticas  
Todavía hay refugio en los libros

Del finalista al Premio Pulitzer Adam Rapp y tras su cosecha de éxitos en Broadway, llega al Teatro Pavón de Madrid la adaptación de Juan Carlos Rubio de El sonido oculto; un seductor thriller psicológico donde nada es lo que parece y la línea entre la ficción y la realidad es casi invisible.

Julia Martín, es una profesora de escritura en la Universidad de Salamanca. Entre libros del escritor ruso Dostoyevski y el desafiante frío seco de la ciudad de conoce a Hugo Barroso, un enigmático estudiante que la visita en su despacho buscando inspiración para su novela.

La propuesta que se nos presenta consigue crear un ambiente que perturba a los espectadores y espectadoras que se mantienen en un patio de butacas cargado de tensión cada vez que los dos personajes comparten escena. A diferencia de algunos de los últimos trabajos de Juan Carlos Rubio, El sonido oculto es una obra mucho más sólida y compacta que, en un momento dado, tiene un giro argumental que ahonda en los aspectos intelectuales o mentales de la docente y su alumno.

A través de los diferentes encuentros en la universidad y fuera de ella, veremos cómo evoluciona la relación entre estas dos personas interpretadas por Toni Acosta y Omar Ayuso. En cualquier montaje de este calado, uno de los requisitos imprescindibles es contar con un elenco que esté a la altura del texto y en este caso cumple con creces las grandes expectativas. Acosta, muy alejada del registro cómico en el que la hemos visto últimamente, brilla como el personaje protagonista y nos sobrecoge en la piel de esa mujer cuyo refugio es la lectura. Realiza una interpretación brillante y desbordante de dramatismo, en la que exhibe su gran talento y una formidable minuciosidad en cada uno de sus gestos y su expresión corporal. Completa el reparto Ayuso, impecable dando vida al joven y demostrando, una vez más, por qué se está convirtiendo en un principal de la escena española. La complicidad entre ambos actores va creciendo y aumentando a medida que evoluciona la obra y se va intensificando la relación entre sus personajes.

Cuántas personas no han buscado, en esta sociedad dominada por las pantallas y la tecnología, la agradable compañía de un libro, ese que sustituye a las amistades que no existen y ese que consuela con sus páginas de papel donde se encuentra el resguardo ideal para el incomprendido. Qué maravilloso es cuando el teatro fomenta la reflexión, el espíritu crítico y nos ayuda a realizar un análisis de la realidad.

Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán nos brindan una puesta en escena bastante sencilla y eficaz potenciando en todo momento el trabajo de los actores. El espacio escénico representa habitualmente el despacho de la profesora pero también otros lugares como su casa, la consulta de un médico, etc. Una mesa y varias sillas que los propios actores van moviendo según se suceden las escenas. Destacar el elegante y cuidadísimo diseño de luces de Nicolás Fischtel que juega un papel fundamental en el montaje.

En definitiva, el novelista y dramaturgo Adam Rapp ha escrito una obra impactante que mantiene al público pegado a sus butacas a lo largo de los 80 minutos que tiene de duración. El texto ha sido adaptado por Juan Carlos Rubio y está compuesto por diálogos precisos y directos y técnicas narrativas que dotan de frescura y originalidad. Toni vuelve a demostrar que es una actriz extraordinaria.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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